Un pilar en las alturas y una piedra por bajo. En eso se convirtió el defensor Giancarlo González durante la eliminatoria mundialista.
Pipo fue vital en el centro de la zaga que tan bien se conjuntó a lo largo de la hexagonal de Concacaf . Ya fuese con Michael Umaña, Johnny Acosta o Roy Miller, casi siempre fue el más destacado en esa zona del campo.
Con sus dinámicos saltos y sus aguerridas barridas se convirtió en una arma insustituible en el esquema del entrenador colombiano de la Tricolor , Jorge Luis Pinto.
Lo fue desde aquel juego en Guyana, donde sacó un balón en la línea casi que de chilena, jugándose el físico. Ahí muchos se dieron cuenta de que el futbolista de 26 años se entrega a muerte. Ya después conocieron que también le sobran cualidades como zaguero.
Quizás no sea el mejor al salir jugando, pero no le teme. Además, tiene buen pie para lanzar largo. “Atiempa” en la marca de gran forma, pues tuvo excelente escuela, y tiene gol en jugadas de balón parado, gracias a su destreza aérea.
Todo eso lo tiene jugando en el extranjero (Columbus Crew de Estados Unidos) y a punto de disputar un Campeonato Mundial.
Carrera. González, desamparadeño de cepa, debutó con Alajuelense en el 2007, con solo 19 años y aunque le costó ganarse la regularidad, a punta de trabajo lo logró.
Es que su proyección incluía mucha presión: debía sustituir a un capo manudo, Luis Marín. Pero con tiempo de juego y por ende, más confianza, pudo cumplir.
Inclusive, se convirtió en uno de los líderes de un equipo muy joven, pero el cual dentro de poco comenzaría a ganar títulos a placer .
Para el 2010, ya consolidado en la alineación titular eriza, su siguiente estreno sería con la Selección Nacional, en uno de los primeros partidos del proceso hacia Brasil 2014. Fue ante Perú (0-2).
Una vez más debió luchar ante otros que estaban por delante, para terminar victorioso y ya sumar 32 compromisos con la Tricolor.