Aquel chiquillo que nació en San Ramón el 29 de agosto de 1986, se crió en San José y actualmente radica entre Barcelona y Cartago, es el mismo Andrey Amador que se quedaba ido frente al televisor viendo los resúmenes del Giro de Italia y el Tour de Francia, y que este viernes se vistió con la maglia rosa del Giro de Italia.
Es ese que se repetía una y otra vez que algún día, él estaría ahí. Y que este viernes corona el esfuerzo que ha hecho en ocho presencias en una Vuelta Grande, como el mejor hombre de la clasificación general.
Andrey Amador es el primer centroamericano en lograr esta proeza, pero como su mentalidad es de ganador, debe tener muchos deseos de mantener esa camiseta.
Este Giro pone a vibrar a muchos costarricenses, no solo amantes del ciclismo, sino otros que ahora siguen la competencia con tal de ver al tico.
Quería ser como 'Lico'. Cuando Andrey iba con sus papás, Rodolfo Amador y Raisa Bikkazakova para ver correr a su hermano Iván, fue Federico Ramírez quien más impactó al "terremoto" de la familia, bautizado desde hace tiempo por sus mejores amigos como "Chucky".
Aunque trataba de disimular, Andrey no ocultaba su asombro por la contextura, la musculatura y las piernas de 'Lico'. Y siempre pensó: "Yo quiero ser como él".
Su primer contacto con el deporte fue a través de la gimnasia, disciplina que dejó unos meses después para empezar a pedalear con el Comité de Deportes de San José, guiado por Rafael Calderón.
Él lo instruyó y también fue testigo de un sin número de travesuras, llevándolo en el año 2000 a su primera carrera: los Juegos Deportivos Nacionales.
Otro de sus formadores Geovanny Brenes, quien actualmente lo guía y lo motiva, al ser uno de sus mentores.
"Yo lo entrené de los 12 años hasta los 17 años, les manejaba la parte física y siempre con la colaboración de Rafael (Calderón) que nos ayudaba en el desarrollo de los dos como ciclistas. Doña Raisa estaba preocupada porque no crecía y ya iba a cumplir 13 años, pero era un fiebre, Andrey llegaba y hacía los mismos entrenos de los juveniles", relató Geovanny Brenes.
Andrey tenía permiso para andar en bicicleta, siempre y cuando no descuidara los estudios.
Se visualizaba como el niño prodigio del ciclismo tico y los resultados comenzaron a llegar.
Es sencillo, alegre, extrovertido y muy sociable; pero en la bicicleta se transforma por completo.
Entrenando es serio. Corriendo es muy bravo y se enoja con él mismo, porque aunque no se guarda nada, siempre cree que puede dar más.
"Hay historias que dan risa, como encontrarlo debajo de la cama, comiendo cosas que yo le había quitado. Andrey es diferente, era jogoso, inquito, con cositas que no son fáciles de dominar, pero tenía siempre claro lo que quería, lo ha venido logrando y por sus condiciones, va a seguir creciendo", valoró Albin Brenes.
La evolución. Se incorporó a Pizza Hut en 2004, y ese mismo año, fue campeón novato de la Vuelta Internacional a Costa Rica.
"Hace pocos días me encontré varias licencias de él y las guardé, tengo licencias de todos los ciclistas más importantes que han pasado por acá y cuando las veo, paso recordando todos los procesos y en este equipo nos sentimos contentos, a pesar de que con Andrey, no lo buscamos nosotros, lo trajo la mamá, porque ella creyó que era el equipo indicado para él", relató Albin Brenes, técnico de los pizzeros.
Dos años después de ser campeón novato en el giro a la tica, Andrey iba de tercero, metido de lleno en la pelea, pero para el día crucial, en la última etapa, amaneció enfermo.
Desde que salió de Pérez Zeledón, ya iba mal y no pudo ascender el Cerro de la Muerte como quería. Llegó a Cartago llorando, porque la meta estaba en la Corporación Hortícola Nacional.
"Algunos dicen que era mieditis (ríe)... Pero tengo esa espinita y sé que algún día voy a ganar la Vuelta a Costa Rica", confesó Andrey Amador.
El sueño se hizo realidad. Con ese sinsabor en el Cerro de la Muerte, Andrey se despidió del pelotón nacional. Renunció al bando pizzero y pocas semanas después, a inicios de 2007, alzó vuelo con España como destino.
Él soñaba pasar a profesionales y se enroló al Galibier Lizarte de Manolo Azcona e Iban Latasa, en el ciclismo amateur de Navarra.
El veinteañero tuvo que acostumbrarse a la nieve, a estar solo, a llevar otra forma de vida.
Latasa, Cristian Thomas, Martin Iraizoz, Sergio Thomas, Egoitz Agirre y Miguel Escribano se convirtieron en su "familia" española.
Desde que llegó, comenzó a figurar, él creía que con un año en el pelotón amateur daría el salto a profesionales, pero no fue así.
Amador pensó en regresar, pero José Adrián Bonilla, que aún estaba en profesionales, se convirtió en su ángel de la guarda y lo convenció de probar suerte una temporada más.
Y el tiempo demostró que 'Champu' tenía toda la razón.
Andrey corrió dos años en aficionados y al ganar el Prólogo del Tour de L'Avenir, en 2008, Eusebio Unzué lo apalabró.
Vino la firma del contrato con el Caisse d'Epargne por dos temporadas, que era el equipo número uno a nivel Pro Tour en ese momento. Luego, esa escuadra pasó a ser Movistar Team.
Cuando dio el gran paso, Amador tenía que pagar el tradicional derecho de piso, porque llegaba a un mundo nuevo para él y, tenía que crecer.
La temporada inicial fue buena y era típico que del calendario original de carreras que le entregaban, todo variaba, debido a su buen nivel.
Amador en las Grandes Vueltas. En su currículo, Andrey Amador ya suma cuatro presencias en el Giro de Italia (2010, 2012, 2014 y 2015), dos en el Tour de Francia (2011 y 2013) y una en la Vuelta a España (2014).Su debut en una carrera por etapas de tres semanas se dio en el Giro del 2010. Ahí, el tico no solo fue a explorar. Le tocó trabajar y muy duro.
Como anécdota, su primer gran misión fue sacar de un momento de apremio al colombiano Rigoberto Urán, quien en aquel momento era ficha del Caisse d'Epargne.
Rigo pinchó y Andrey le dio su rueda.
"Ese Giro fue muy bonito porque un día se hizo una fuga de más de 20 minutos y David Arroyo, que corría con nosotros, se montó de líder. Fue una carrera loca, pero en ese momento, tener la 'maglia rosa' era importante para nosotros", recordó Andrey Amador.
Una fractura dejó fuera al tico del Giro en 2011, pero el inconveniente se solucionó fácil: Andrey Amador fue al Tour de Francia en 2011.
Ahí, en la 'Grande Boucle', el tico fue un héroe ante los ojos del mundo, porque pese a que se lesionó desde el kilómetro 30 de la primera etapa, se mantuvo en carrera durante tres semanas, en más de 3.300 kilómetros.
El nacional lloraba de dolor todos los días y, a pesar de que el staff técnico de Movistar Team le decía que era suficiente y que abandonara, su respuesta era negativa. Siempre le recalcaba a Eusebio Unzué que no lo haría, porque no quería defraudar a Costa Rica.
Al año siguiente, Andrey regresa a la ronda italiana y después de mostrarse y estar en fugas, el 19 de mayo de 2012 ganó la etapa 14 del Giro, trazada sobre 206 kilómetros entre Cherasco y Cervinia, logro que hasta antes de esta 'Corsa Rosa' era el atestado más importante del ciclismo de Costa Rica.
Amador se enfilaba al Giro de nuevo para 2013, pero en el equipo le cambiaron el calendario y lo enviaron a la edición centenaria del Tour de Francia, donde fue un peón de lujo para Nairo Quintana, quien finalizó subcampeón en la general y monarca de los jóvenes y la montaña.
En 2014, Andrey Amador acude al Giro de Italia convencido de que tiene que trabajar a más no poder para que Quintana se deje la corona, algo que finalmente sucedió.
"Para mí fue increíble estar con Nairo en ese Giro, que él ganara y que termináramos campeones por equipos, de verdad que yo sentía que había puesto mi granito de arena. Esa experiencia no la cambio por nada", comentó Amador.
En ese momento, el comentarista colombiano César Augusto Tobón dijo: "Andrey Amador es un corredor que está muy por encima de los demás ciclistas en Centroamérica y a nivel de Latinoamérica tiene mucha clase. Es un tipo que ya tiene la educación del ciclismo élite. Ya está en la universidad, está en las grandes ligas y participar de un equipo de donde salga el campeón es muy importante".
Después del Giro, Amador acudió por primera vez a la Vuelta a España.
En el 2015 quedó de cuarto lugar en la clasificación general final de la ronda italiana, Andrey Amador ratificó con hechos que sus pedalazos valen oro.
Ahora se concentra en mantener esa camisa rosa, en lo que es la página más dorada del ciclismo costarricense.