Estaba eufórica. Sus mejillas pintadas de color rosado se hicieron acompañar de una sonrisa que parece eterna en ella.
Marie de la Paz Ramírez Solera se convirtió ayer en la primera atleta en depararle una medalla a Costa Rica, el bronce en el boliche.
Derribó 1.203 pines y obtuvo promedio de 200,50, apenas ajustado para superar al cuarto lugar en el torneo individual.
La mexicana Marla Ramón logró la presea dorada con promedio de 205 y la salvadoreña Aída Granillo se dejó la plata con 202,60.
En el bolerama Galaxy, apoyando la labor de sus compañeros, Marie no dejó de sonreír y le dio a su bronce el calificativo de oro, porque puso así a Costa Rica en el cuadro de medallas.
“Fue un cierre de infarto, por momentos creí que ya había perdido todo. Hasta en el último momento supe que había ganado medalla y que era la primera para el país, eso me llena de orgullo”, dijo.
Su lucha fue durante toda la tarde, batallando con el cansancio y con los rivales. “Casi se me caen los dedos”, afirmó en son de broma.
Incansable
La herencia de doña Míriam Solera sigue dando frutos. Fue ella, la madre de Marie, quien le enseñó a ser fuerte y no desmayar nunca, a ser humilde y nunca demostrar debilidad.
Esas enseñanzas y un rosario que ella le entregó y que Marie tuvo consigo todo el tiempo, se convirtieron en la voz de aliento para seguir luchando y, a la distancia, dedicarle a su madre esa presea tan disputada.
Por teléfono y con la misma ilusión de siempre, doña Míriam siguió de cerca los pasos de Marie, quien no dejó de pensar en ella.
“Inicié el juego con el rosario, esa fue mi fortaleza. Ella siempre me ha dicho que sea perseverante y este es el premio que esperaba”, sostuvo.
Con ese bronce, Ramírez cosechó su cuarta medalla en Juegos Centroamericanos y del Caribe.