Cartago. Las manos en los bolsillos. La mirada serena, pero triste.
"Para mí se cometió una injusticia. Si uno fuera uno de esos jugadores que solo saben golpear; si me la hubiera buscado (la tarjeta roja), la habría aceptado", explicó el manudo Wílmer López.
"Pero, simplemente, se trató de una jugada accidental, porque los dos fuimos por la pelota.
"Y más bien fue Berny (Solórzano) el que me dio. Sin embargo, fui yo el expulsado y, bueno, le pedí disculpas y salí tranquilo, pero, repito, para mí fue una injusticia".
Recostado a la pared, con el maletín al hombro, el experimentado mediocampista ofrecía sus declaraciones en otro de los rincones estrechos y calurosos de los vestuarios del Fello Meza.
Allí es difícil trabajar. Por las condiciones descritas y por ese extraño proceder de los hombres fuertes de la seguridad, a quienes parece que les molesta la presencia de un grupo de reporteros al borde de la asfixia, entre cámaras, cables y micrófonos; libretas y lapiceros. Y hacen cuanto pueden para obstaculizar nuestra labor con sus fuertes musculaturas, con las que, obviamente, nos superan.
Sobre el choque, Wílmer reconoció la superioridad de Cartaginés, sin dejar de preguntarse:
"¿Por qué será que nos esperamos a tener el agua al cuello para reaccionar? No lo entiendo. Con el 3 a 0 en contra, la Liga fue el equipo que conocemos, con actitud y capacidad; antes no..."
Las manos en los bolsillos. La mirada serena, pero triste. "Para mí, se cometió una injusticia".