Finalizado el juego, camino al vestuario y con su uniforme amarillo completamente empapado, el arquero Jaime Penedo exhibía la serenidad de que ya nada podía quitarle los tres puntos a Saprissa.
En el trayecto a las duchas, el portero hizo una pausa y se refirió a un momento puntual del partido en el que Carmelita amenazó con empatar.
"Uno no quiere (que el rival empate) pero son situaciones que te pasan por la mente. Ellos se vinieron encima y el 1-2 nos complicó un poquito. Qué bueno que Moya tuvo el tercero", dijo el cuidapalos.
Penedo se refería a una fracción del complemento en la cual la S se expuso a perder la ventaja que había construido desde el primer tiempo, producto de las anotaciones de Aubrey David y Marvin Angulo.
A partir del minuto 57 y hasta el 80', el Monstruo jugó con fuego. En ese lapso desperdició todos los contragolpes que generó y vio disminuida la brecha que tenía a favor, tras la anotación de Alejandro Aguilar.
Saprissa pasó apuros desde que el infantil Andy Reyes ingresó al campo, en el 57', y diera una exhibición de talento puro en el césped del Morera.
A los carmelos les bastó la picardía y velocidad del novato para poner contra las cuerdas a un cuadro saprissista que había perdido la seguridad en el campo.
En la acción del descuento, Reyes esquivó a Francisco Calvo, envió un centro a las piernas de Johnny Woodly, este sacó un misil que devolvió la zaga y de inmediato fue devuelto al arco por Aguilar para el 1-2.
El campeón parecía tambalearse por primera vez pese a que pudo resolver el encuentro sin llegar al extremo de sufrir.
Por esas cuestiones que solo tiene el fútbol, el vaivén que provocó el descuento verdolaga fue aprovechado por los hombres de Carlos Watson para sentenciar a su oponente y firmar un marcador que no refleja del todo lo mostrado en el campo.
La S pudo ganar por más tantos o perfectamente los carmelos estropearle la tarde.
A siete minutos del final, con el partido más abierto que nunca, Daniel Colindres cabalgó por la izquierda, colgó un centro a la cabeza de Jonathan Moya, quien fusiló a Víctor Bolívar.
En el arco de enfrente, Penedo levantó su brazo en señal de triunfo... y de alivio porque la victoria ya era morada.
Saprissa jugó con fuego porque cuando tuvo para liquidar pero no lo hizo, le dio alas a un esforzado rival que se quemó en el intentó de sacar un punto, que le hubiera permitido dar un pasito en su lucha por no descender.
Morados vivieron momentos tensos cuando su rival le recortó distancia. Infantil Andy Reyes le provocó jaqueca al campeón nacional