La Tricolor que se despidió el sábado del torneo no fue mejor que aquella que también eliminaron los hondureños de la Uncaf o de la que terminó por sucumbir en el camino hacia Sudáfrica.
No hay todavía una idea o esquema de juego y queda claro que si este fue el primer ensayo de cara a la venidera eliminatoria, el futuro se vislumbra poco promisorio.
A Ricardo La Volpe le queda un año para que comience el camino hacia Brasil 2014, un año con un único objetivo ahora, pues aparte de la Copa América no habrá ningún torneo que lo distraiga de su meta última.
Él repite hasta el cansancio que será el trabajo el que lo lleve hacia su cometido, tiene claro que falta muchísimo para llegar ahí y solo quedará esperar si de verdad sus repeticiones serán suficientes para cambiarle la cara a un equipo que se estanca en uno de sus peores baches.
El técnico deberá replantearse si lo que llevó a Estados Unidos fue de verdad lo mejor que tiene a su disposición o si deberá empezar a buscar más a fondo.
No puede seguir apostándole solo al informe de sus
Él aseguró en ese momento que si le daban los recursos se podía aspirar a aquella hazaña que logró con México, su gran punto de referencia cuando de logros se trata.
Fracasó, se permitió mencionar la Copa Confederaciones antes de probar qué tan fácil es armar un equipo basado en hombres con los que trabaja esporádicamente.
La experiencia ha resultado ser difícil aun para un técnico con su cartel, y los meses que antes parecían largos resultaron cortísimos para cambiar la cara del alicaído equipo tricolor.
En su discurso no se escucha la posibilidad de tirar la toalla, solo pide tiempo y paciencia y con el respeto que la Fedefutbol le profesa de seguro los tendrá, pero encaminar el equipo hacia Brasil no será una tarea fácil ni siquiera para él.
La Copa de Oro debería ser suficiente señal de alarma para hacer los ajustes necesarios, de lo contrario el sueño mundialista se quedará en eso, un sueño.