La ruleta de los penales metió a Generación Saprissa en las semifinales de la Segunda División dejó en el camino a Barrio México, en el desenlace del agitado juego de vuelta de los cuartos de final.
Los morados, que se había traído de la ida un empate 1-1, estuvieron lejos de disfrutar las comodidades que se supone debía otorgar su casa, víctimas de un rival que llegó claro en lo que tenía que hacer.
El gol de Fabián Araya apenas al minuto 15’ dejó eso muy claro, eso y que la intención de un juego bonito no es suficiente para pasarle por encima a una planilla de experiencia.
La Barriada, cargada de jugadores demasiado curtidos en los andares de la Primera División, consiguió frenar los embates morados así, a punta de “espuela”, conscientes de que esa era la fórmula para hincar a un equipo que les ganaba en juventud y velocidad.
En esa ecuación a la S tampoco le ayudó la salida de Keysher Fuller, a quién un aparente tirón lo sacó del terreno apenas al minuto 20, una lesión que él mismo reconoció podría dejarlo fuera incluso del primer juego de la semifinal.
Desde entonces Saprissa luchó sin éxito por devolverle la paridad al pizarrón, una guerra que casi se convierte en tragedia para el complemento del juego.
Goles y errores. Empujado por la urgencia y la evidente necesidad de un cambio, Enrique Rivers agotó sus variantes al 54’ con el ingreso de Frank Zamora y Freddy Álvarez, este último el gran artífice del boleto que ayer se celebró en grande.
Pero primero hay que hablar de Zamora, el relevo que se fue expulsado al 73’ junto con James Scott por una gresca que en parte propició la mano temblorosa del central Isaac Mendoza, faltó de autoridad para poner en orden un juego que se tornó demasiado brusco.
En el “10 contra 10” la crisis local se disparó, pero Álvarez llevó tranquilidad con un empate agónico al 87’ que igualaba el partido y la serie y por lo tanto empujaba el juego hasta el desgastante alargue.
Ahí también apareció Álvarez, anotador de un penal que Dylan Flores sacó en el área barrialeña tras una falta de Benjamín Mayorga que la visita reclamó con furia.
Más tarde al central Mendoza se le escapó un claro gol que Leonardo Ocamica clavó de cabeza, una acción que no dio pie a reclamos porque casi de inmediato señaló un dudoso penal que Ricardo Valle convirtió a falta de cinco minutos.
Con las piernas cansadas y el marcador igualado solo hizo falta quemar unos minutos más para que llegaran los penales.
Ahí fue algo más efectivo Saprissa, que convirtió tres de sus cinco cobros contra los dos de la Barriada y festejó así un boleto que ayer estuvo para cualquiera.