Costa Rica nunca encontró una solución táctica para poder pasar las dos líneas de cuatro que plantó Nicaragua y aunque hay un mérito del rival porque presionó bien en su mitad y fue agresivo, la Selección no tuvo movimientos ofensivos para romper el bloque del oponente, sino que se optó por los pelotazos.
Cuando se juega contra defensas en zona, la estrategia que utilizó la Tricolor no ayuda, ya que se necesita mover el balón, buscar ganar duelos e intentar llegar a la última línea con un juego elaborado, algo que no se vio en este partido ante los nicaragüenses.
Además, el técnico Óscar Ramírez nunca cambió el sistema 1-5-2-3, pese a que en este juego el adversario no ofrecía mucho en ataque. Cuando se necesita algo más o algo distinto contra equipos que se cierran y no representan peligro, hay que buscar arriesgar con un 1-4-4-2 o un 1-4-3-3.
Como lo principal en este torneo es buscar diferentes alternativas, a Óscar también le servía valorar un esquema alterno, probar y aprovechar estos momentos porque por ratos el equipo fue muy plano, es decir, cada jugador en su posición, nadie quebraba la línea y por esto los controlaron.
Por otra parte, si se rota a todos los jugadores no hay espacio para que los futbolistas se entiendan. Lo ideal es que en el primer partido se colocara una base y luego se rotara alrededor de esto.