Heredia
"Recuerdo que cuando me pagaron mi primer salario en Uruguay de Coronado, la mitad se lo di a mi mamá y con la otra mitad compré comida para los dos.
"No puedo negarlo, me ha costado mucho. Crecí en la Trinidad de Moravia, soy hecho en la calle.
"Nunca tuve ligas menores. Jugaba en en canchas abiertas con gente más grande que yo. Disputé mi primer partido de canchas abiertas con 14 años; recuerdo que me dejaron en la banca y le prometí al hijo del entrenador que sí su papá me metía le haría un gol, ¡y así fue!
"Luego quedé goleador en un torneo en San Jerónimo de Moravia y mi hermano me consiguió una prueba en Saprissa. '¿Cómo prueba?', le dije. No sabía cómo funcionaba eso. Recuerdo que me pusieron a dar dos vueltas a la cancha y después a hacer un zig-zag entre los conos: yo por dentro me decía a mí mismo, ¿qué es esto?
"A veces hacía movimientos y el entrenador me regañaba, pero lo hacía por inercia porque yo no sabía mucho. No conocía lo que era una escuela de fútbol, ni de contratos, ni de salarios. Yo aprendí del fútbol callejero con mis amigos del barrio.
"Estuve algunos días a prueba en el Saprissa, y luego me dijeron que ahí me llamaban. Entonces decidí tomar mi bicicleta y salir rumbo a Coronado, en donde Uruguay hacía pruebas.
"Recuerdo que me recibió don Carlos (Watson). Después del primer entrenamiento me le acerqué y le pregunté, '¿profe, mañana qué?'
"'Sí claro, siga viniendo', fue su respuesta. Al finalizar la semana, después de la práctica del viernes, don Carlos me pidió que subiera a las oficinas del club porque Paulo (Wanchope) me estaba esperando para arreglar.
"'¿Arreglar qué?'. No tenía idea de cómo se manejaban esas cosas. Ese día me fui para mi casa con un contrato de tres años. ¡Imagínese, yo estaba motivadísimo!
"Yo le contaba a mi mamá sobre lo que estaba viviendo. Le decía, que vacilón como se mueve todo en el fútbol. Me concentré en aprender y trabajar. A la semana siguiente, don Carlos me subió al primer equipo de Uruguay y después me llevó a la Selección Sub-20.
"Nunca había jugado un partido de alto rendimiento, ni de infantil ni de juvenil, y ya había debutado en la Segunda División. Incluso, debuté en Primera antes de jugar alto rendimiento.
"Unos días después, me llamó el director de liga menor de Saprissa, Enrique Rivers, para que volviera al equipo, pero ya tenía un contrato con Uruguay.
"Sé que todo ha sido muy rápido, pero mantengo los pies sobre la tierra. Obviamente estoy muy contento, yo pasé de ver a futbolistas como Erick Scott en la televisión, a ser compañero suyo en Uruguay. Son cosas que uno no imagina.
"Pero creo que valoro mucho todo porque me ha tocado luchar. Hace unos años, cuando no tenía equipo y venía saliendo de una lesión, se quemó mi casa.
"En ese tiempo trabajaba en un súper para ayudar a mi familia. Recuerdo que unos amigos muy cercanos me regalaron unos tacos y me dijeron que pasarían por mí para llevarme a entrenar a Asojupro (Asociación de Jugadores Profesionales).
"A mí nunca me ha gustado que me regalen las cosas; siempre he creído que uno debe ganarse con trabajo todo lo que tiene, pero ese día supe que debía elegir entre aceptar los tacos y volver al fútbol, o quedarme trabajando en el súper.
"Por dicha fui, volví a tener la oportunidad y ahora estoy en Herediano. Como en todo, al principio me fui acoplando y ahora me dan más minutos.
"En mi casa están contentos, siempre me felicitan y me preguntan, "¿hoy qué, vas a jugar?"
"Aún vivo en la 'Trini', el lugar donde viví mi niñez. Ha tocado duro, pero nunca he dejado creer, sigo esforzándome y trabajando fuerte para crecer".