Ese gol de Cristian Oviedo tenía varios matices: bien ejecutado, valioso, decisivo y oportuno.
Además, como diría un locutor de radio, complació “una amable solicitud”.
No era una cualquiera: era la de su técnico José Cheché Hernández y por eso el abrazo con el estratega cuando cayó el tanto al minuto 49 de juego.
“(Se sonríe). La verdad es que el profesor me había pedido un gol desde hace días, me había dicho que me faltaba el gol y gracias a Dios se me dio. Por eso fui y lo abracé”, comentó el volante.
Fue una buena anotación, sin duda; pero sobre el virtuosismo de Oviedo resalta otra cosa: trabajo y entrenamiento, la fórmula secreta del futbol.
Una y otra vez. “En la semana estuvimos practicando esa jugada, esta semana fue larga y nos quedábamos un rato más practicándola, Cristian Montero y yo. Gracias a Dios la pude pegar bien”, aseveró.
“Fue un bonito gol, por toda la jugada de mis compañeros”, agregó Oviedo.
Desde que la pelota salió despedida de su pie izquierdo, el “5” de los manudos sintió que había firmado una anotación.
“Le pegué demasiado bien, desde que le pegué sentí que iba para adentro. Ya había hecho goles así con Herediano y aquí ya me hacía falta”, comentó el volante, quien cumple su segunda temporada con los rojinegros.
Ese gol es valioso porque le da la ventaja a la Liga en su serie de cuartos de final contra Brujas, y con el juego de cierre en casa.
“Vamos ganando, pero no hay que confiarse. No es una ventaja como uno quisiera, pero vamos ganando 1 a 0. Brujas tiene buenos jugadores y juega buen futbol; va a ser muy cerrado”, finalizó.