Quienes alguna vez jugaron una final entre Saprissa y Alajuelense insisten en que cuando ambos clubes se ven las caras puede suceder de todo. En 90 y pico de minutos el favorito puede salir con el ceño fruncido y el de perfil bajo, con la moral al tope.
Justamente eso sucedió tras el primer juego de la final. La S pasó todo el Invierno a la sombra de su archirrival, pero cuando lo enfrentó para pelearle el título, le arrebató el traje de candidato.
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Los morados amanecieron este lunes con la etiqueta que a lo largo del certamen siempre cargaron los manudos: la de ocupar el primero puesto en la carrera por atrapar la corona.
El 2-0 conseguido por Saprissa en su campo no es una ventaja definitiva pero al menos alcanza para que los roles cambien.
El león terminó arrodillado porque al frente tuvo un rival que apretó más, se aplicó, trabajó por la victoria y explotó dos jugadas de táctica fija para conseguir un bono relevante, mas no tan pesado como para sentenciar la serie.
La virtud y el pecado. El pulso en el Ricardo Saprissa quedó marcado por el acierto de los morados en la pelota quieta y la fragilidad de la parte baja eriza para defender los centros al corazón del área.
El Monstruo no se cansó de mandar balones a las barbas de Patrick Pemberton hasta que vio la pelota anidada en sus redes.
Lo hizo en el primer tiempo cuando metió en su estadística 13 tiros de esquina y volvió real su perseverancia en el complemento cuando Francisco Calvo firmó las dos anotaciones, luego de los venenosos cobros de Angulo.
En las dos jugadas de gol el defensor Kenner Gutiérrez quedó expuesto. En el primero cometió la falta y después descuidó la marca de Calvo; en el segundo, el tibseño le quebró la cintura y remató en seco.
La virtud saprissista se retrató en la actitud de no desmayar hasta botarle la puerta a Patrick, eximido de culpa en los dardos que recibió.
En tanto, el pecado liguista estuvo en la apatía para levantarse de los golpes recibidos.
El ataque manudo no fue generoso y mucho menos productivo. A Ortiz, quien mantuvo al filo de la roja a Imperiale, no le quedaron oportunidades francas de gol, lo mismo McDonald, pues la única ocasión la envió arriba del arco tras un centro ajustado.
Saprissa ganó con merecimiento el capítulo de una historia a la que le resta el juego de vuelta, el miércoles, en el Morera Soto.
La S visitará la casa rojinegra por primera vez con el traje de favorito, el mismo que vio usar a su enemigo en todo el certamen.