Liberia. Para ganar en el estadio Edgardo Baltodano Briceño, el equipo rival ni siquiera necesita alinear a todos sus titulares. Saprissa demostró esto ayer.
Con un cuadro plagado de suplentes y jugadores Sub-21, los morados dieron cuenta 2-0 del conjunto liberiano, que no termina de acumular angustias.
Esto de que los pamperos sufran hasta en su propio estadio ya no es nada nuevo.
Aunque por supuesto, enfrente tuvieron un rival superior, acostumbrado a buscar el marco rival aún en condición de visita.
Claro, a este equipo de Liberia hay que medirlo con un rasero diferente al de los morados.
El saqueo de jugadores que le hicieron antes de la temporada lo dejó a expensas de un grupo de futbolistas jóvenes, con voluntad pero sin experiencia.
Es un plantel que, sin el apoyo de refuerzos con más bagaje, no puede hacer mayor cosa.
Por ello, aún en casa los pamperos juegan con la precaución de un equipo forastero.
En vez de intentar avasallar al cuadro rival, como corresponde al anfitrión en cualquier deporte, los de la Ciudad Blanca esperan atrás, y lo piensan dos veces antes de sumar hombres en algún intento ofensivo.
Saprissa, por su parte, no tardó en adueñarse de la pelota.
Primero, por vocación propia: ese es su estilo de toda la vida.
Pero además, porque a los pocos minutos ya estaba claro que los liberianos no están en condiciones de darse a respetar en casa.
Tampoco es que los morados la tuvieran un paseo. Aunque pasó apuros, Liberia se defendió 40 minutos, e inquietó dos veces al arquero Keylor Navas con tiros de Randy Cubero y Juan Carlos Dinarte.
Mas, en la lectura del encuentro, si un equipo hizo méritos para salir con los tres puntos fue el de Tibás.
Variantes. Esta vez el cuerpo técnico morado recurrió a un sistema con dos delanteros, en vez del ariete solitario que había practicado hasta ahora en el campeonato.
Cristian Bolaños manejó la media cancha, ante la ausencia de Wálter Centeno, mientras que los laterales Allan Alemán y Try Bennett gozaron de amplia libertad para subir al frente del ataque.
Liberia, en cambio, depende casi exclusivamente de lo que pueda generar Randy Cubero, uno de los sobrevivientes del equipo que fue sensación en el pasado Clausura.
Mas, para poner contra las cuerdas al campeón nacional se necesitan mayores recursos.
Los liberianos no los tienen, o más bien los tenían, pero tuvieron que dejarlos partir, incapaces de competir con billeteras más fuertes en la balompié criollo.
Con dos realidades tan diferentes (el equipo con más puntos en la tabla general enfrentaba al colero), el desenlace no podía ser otro. Saprissa tardó casi medio partido en hacerse sentir en la red, pero fue solo cuestión de tiempo.
Cuando agonizaba la primera parte, Bolaños sacó un centro por la derecha, Celso Borges probó la resistencia del arquero Rodolfo Álvarez y Jairo Arrieta cazó el segundo balón para abrir la cuenta.
La jugada retrató el mejor dominio de pelota de los josefinos, versus la enorme impotencia de la defensa local para detener a los atacantes morados.
En el segundo tiempo, ni siquiera por la inercia de ir abajo en el marcador los liberianos se animaron a presionar más. Es cierto que por lapsos controlaron un poco la pelota, pero siempre dio la impresión de que era Saprissa el que tenía el partido asegurado.
Victoria sin sobresaltos para los morados. Este Liberia ni siquiera en casa es capaz de alzar la voz.