Las finales no se juegan bonito; se ganan como sea, y eso lo tenían claro los futbolistas de Alajuelense y Herediano.
Erizos y florenses cometieron 36 faltas en los primeros 90 minutos de la batalla por el cetro. De esta forma, se vivió un cotejo interrumpido, en promedio, cada tres minutos, aproximadamente.
Los planteamientos de Hernán Medford y Javier Delgado llevaron a que el encuentro fuera muy cerrado, sin espacios, y fuera de esos partidos en los que gana el más ordenado y el que no da una bola por perdida.
Los jugadores que más faltas recibieron fueron Elías Aguilar, del Herediano, y Jonathan McDonald, de Alajuelense, con ocho cada uno.
McDonald tuvo un duelo con Keyner Brown, quien solo lo pudo detener por medio de las infracciones, pero la táctica le funcionó para controlarlo.
Brown fue, junto a Esteban Granados, el jugador que más sanciones recibió. Ambos acumularon cinco.
En el conjunto local, el jugador a quien más faltas le pitó Walter Quesada fue a Pablo Antonio Gabas, quien recibió tres. El primer duelo de la final estuvo caliente en el campo.
Pese al duelo táctico que se dio, los arqueros también tuvieron que emplearse a fondo en algunas ocasiones.
Leonel Moreira tuvo cuatro paradas determinantes, mientras que Patrick Pemberton salvó cinco veces a los erizos.