La meta del excapitán rojinegro Luis Antonio Marín cuando firmó por dos años en un club ambicioso del futbol israelí era “cambiar de ambiente” y disfrutar de su última aventura en el exterior.
Sus anteriores experiencias en Guatemala y Uruguay no se comparan con la que vive en el Maccabi Netanya, en la madura edad futbolística de 32 años.
“Cuando me salió la oportunidad sentí las ganas de salir, vivir otra experiencia y de cambiar de ambiente. Era una nueva ilusión para mí. Fui a dos Mundiales y en la Liga ya había cumplido todas mis metas ahí, salvo clasificar a un Mundial de Clubes”, declaró el viernes a La Nación desde Israel.
Ya dejó su solitaria habitación de un hotel y desde hace 30 días se pasó a vivir en un departamento, junto a su esposa Elizabeth Chavarría y sus tres retoños: María Paula (seis años), Camila (tres años) e Isaac (cinco meses).
“Tengo dos meses acá y estoy adaptado completamente a la vida y a la forma de su futbol. Me tratan bien y las cosas me salieron como yo esperaba. Lejos de caer, subí de nivel en esta liga”.
Marín, el primer tico en jugar en el futbol israelí, fue titular en todos los juegos del club, que está invicto en cuatro partidos del campeonato y dos del torneo de Copa.
“El equipo (fundado en 1942 y con cinco cetros, el último hace 23 años) contrató a 15 jugadores, reconstruyó el club y desea crecer para clasificar a la Copa UEFA”.
Además, afirmó, bajó el clima de tensión fronteriza entre Israel y la guerrilla libanesa Hezbolá. “Hay una vida totalmente normal y tranquila, como estar en Costa Rica”.
El traspaso se concretó una vez finalizado el Mundial, por gestión de su técnico israelí, Eli Goodman, y del jerarca del club, el alemán de origen judío Jammer de Daniel, quien este año adquirió el club.
No ocultó que decidió irse a Israel pese al “ambiente hostil” que había con la afición que la emprendió con los mundialistas, tras el pobre papel cumplido en Alemania.
El futbol israelí le resultó atractivo en lo económico y deportivo para viajar a Netanya, 30 km de Tel Aviv. “Era mi última oportunidad de poder salir y de buscar algún tipo de mejoría”, resumió acerca de su salario mensual, tres veces mayor que el que percibía en Costa Rica.
“Me di cuenta que es una liga competitiva, con estadios y canchas de primer nivel. Hay un futbol en crecimiento, mejor que el de nosotros, con ocho buenos equipos”.
A lo lejos, Marín atribuyó la crisis manuda a las lesiones, a indisciplina, a una debilidad sicológica y a un proceso de renovación. “Me extraña que la Liga esté tan mal. Podría esperar que tuviera algún bajonazo, pero no por tanto tiempo y tan crítico como parece ser”.
Cuando finalice su ligamen con el Netanya, en el 2008, Marín tendrá 34 años y buscaría dejar el futbol con el conjunto alajuelense, “en el equipo que yo más quiero”.