Juan José Herrera Ch.
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En el mejor de los casos, a Douglas Sequeira le quedan seis partidos más por delante en su carrera, y de todos, no es seguro que juegue en ninguno.
Su torneo de despedida le dejó eso, una suplencia que nunca antes conoció en su largo y exitoso paso por Saprissa y que hoy no le quita el sueño, porque asegura que ya al fútbol le sacó lo que quería: la plenitud de una carrera donde lo hizo todo.
Con 36 años y 18 de carrera, ni él sabe si el Invierno le tiene un minuto más antes de acogerse a un retiro que ahora sí firmó como impostergable.
Es por eso que, con todo y el resultado desastroso que trajo, el clásico anterior ya entró en la lista de sus momentos inolvidables, porque bien pudo ser ese su último juego vistiendo la camiseta de sus amores.
Y sin importar cuál sea, lo cierto es que su salida dejará al saprissismo, y al fútbol nacional, sin una de sus últimas figuras de la “vieja escuela”, esas que siempre pusieron los colores por delante de todo.
Por eso es que esa popular imagen de “llorón” que tiene tampoco lo desvela, porque está consciente en que detrás de sus lágrimas no hubo nada más que pasión deportiva; y que, pase lo que pase en este Invierno, no serán las últimas que arroje sobre una gramilla de fútbol.
¿Cómo vive los últimos días de su carrera profesional?
Contento, si usted me pregunta dónde quiero estar claramente es en el terreno de juego, pero estoy contento, aquí nunca fui banca, hasta ahora... Siempre fui un jugador que estuvo ahí, quemé muchas etapas...
¿Ya pensó cómo van a ser esos días después del retiro?
Sé que ya no voy a entrar al camerino pero va a ser lindo. Horizonte Morado sabe lo que quiero, ojalá tenga esa oportunidad porque mi mayor deseo es quedarme acá a trabajar. En enero si vengo ya no puedo dar las mismas bromas, pero la amistad va a quedar, eso me mantiene contento.
¿Qué quiere?
Ser entrenador, me he preparado, no es que voy a empezar el 22 de diciembre, adelanté estudios a nivel nacional e internacional y quiero hacer pasantías. Yo quedándome aquí sería el hombre más feliz, quiero transmitirle a los jóvenes lo que aprendí, no tirarlo a la basura.
¿Se arrepiente por no haberse retirado después del torneo tan bueno con Daniel Casas?
No, vieras que no ni quiero ahora alargarlo para demostrar que puedo jugar... Desde el principio sabía que este iba a ser mi rol y aquí estoy, esperando otra oportunidad si es que llega. Estoy entrenando duro para tener un buen cierre, sí me gustaría, y eso se lo digo a mis hijos, que en diciembre me puedan ver campeón y que me disfruten si me ven en la cancha porque son los últimos minutos, por eso siempre vengo temprano y me voy con los últimos, me cuido, corro y así va a ser hasta el último día.
¿Eso último viene por el peso del choque generacional?
No, yo jugué mucho afuera del país y siempre admiré que jugadores de edad avanzada tuvieran un buen físico. Yo por lo menos me pongo el uniforme de Saprissa y no me veo gordo, eso es lo que más detesto en un futbolista. Siempre le dije a mi esposa que no quiero verme acabado, como el ‘pobrecito vea la panza’, independientemente de si juegue o no.
¿Le quedó algo por hacer?
Vieras que no, me siento realizado, creo que no me faltó nada. Tuve mundiales infantiles, proceso de olimpiadas, campeón centroamericano, Copa América, Copa de Oro, campeón nacional, Mundial de Alemania... Jugué en cuatro países, cumplí un gran sueño como jugar en el Santiago Bernabéu contra el Real Madrid, tener buenos entrenadores como Joachim Löw y Leo Beenhakker, jugué un año con Rónald Koeman, con Giovanni van Bronckhorst o con Henrik Larsson, jugué Europa League... Sé que se necesita para jugar en Europa y sé que se necesita para triunfar aquí, eso es lo que le transmito a los jóvenes, que llegar a Saprissa es fácil pero lo difícil es mantenerse.
¿Cómo vive el tema de los memes y las burlas?
No lo veo, no tengo redes sociales pero sí me doy cuenta. Han salido canciones y fotos mías llorando pero no le doy importancia. Varios compañeros me dicen que me tienen ‘de pato’, pero honestamente eso ni me hace menos ni me hace más, mi vida no gira por eso.
¿Lo ve como algo personal?
No, es que se aprovechan de muchas cosas. En los partidos corean ‘que llore, que llore’, cuando vamos en el bus los compañeros me ponen una canción y empiezan con lo mismo... Esa vez contra Heredia no lloré ni para echarme a la afición a la bolsa ni para echarme a los rivales encima, lloré por un sentimiento, porque para mí fue uno de mis mejores torneos, porque teníamos todo para pasar, más cerca no se podía... Lloré desconsolado desde la banca hasta el camerino, no me interesaba que me estuvieran grabando, sufrí mucho ese día.
¿Y quede o no campeón será lo mismo para lo que viene?
Ahh ni me diga... El día de de mi retiro ya pedí que ni me acerquen un micrófono, con que me hagan un reconocimiento estoy, porque se me van a salir las lágrimas. Con lo demás ahorita quiero que sean seis partidos, independientemente de si juego o no, con suerte puedo estar en el banquillo también...
¿Cómo resume el sentimiento de lograr despedirse campeón?
Sería lo máximo para mí... Ya en enero que me hagan un reconocimiento o lo que quieran, pero hasta el 22 soy jugador de Saprissa.