Hoy es el último día de la Copa América. El casi centenario certamen de selecciones, que data de 1916, se despide con nostalgia en el más importante estadio de Argentina.
Se jugará en Buenos Aires, que es conocida como “la capital del futbol mundial”, con 15 conjuntos importantes en un territorio de 250 kilómetros cuadrados.
Está junto al Río de la Plata, pintado con los tradicionales colores blanco y rojo del club local.
Es el Monumental de River Plate, ubicado en el barrio bonaerense de Núñez, que acogerá la finalísima entre los dos mejores selecciones nacionales de Suramérica, Uruguay y Paraguay.
Será el encuentro número 38 de Copa América que se realiza en el histórico reducto. Sin embargo, el primer lugar en este campo le corresponde al Estadio Nacional de Santiago, Chile, con 68 partidos en la cita continental del futbol.
Es el reducto habitual de los partidos oficiales de la selección albiceleste hacia los Mundiales.
Aquí, hace 33 años, Argentina se consagró por primera vez a nivel mayor en el Mundial de 1978, tras vencer 3-1 a Holanda en una emocionante prórroga, con dos tantos del potente Mario Alberto Kempes y el capitán de entonces, Daniel Passarella, alzó el trofeo.
También fue la sede de la final de la Copa América de 1987, que le ganó Uruguay 1-0 a Chile y Argentina alcanzó la cuarta posición.
Por este terreno de juego pasaron grandes astros de la historia de River Plate y del futbol mundial, como Alfredo di Stéfano, José Manuel Charro Moreno, Adolfo Pedernera, Enrique Omar Sívori, Ángel Labruna, Norberto Beto Alonso, Ubaldo M. Fillol y Enzo Francescoli, entre muchos más.
Su nombre oficial no es muy conocido en el mundo. Se llama Antonio Vespucio Liberti, en honor al presidente del club millonario por cuatro períodos, porque fue el gran impulsor para la construcción del estadio, que fue inaugurado el 25 de mayo de 1938.
Su campo es de 105 metros de largo contra 70 de ancho, y su capacidad es para 66.449 aficionados.
Histórico. Como dato curioso, Buenos Aires establecerá hoy un récord en la Copa América como la ciudad en que más cantidad de partidos se hayan disputado en el antiguo certamen, con 84 choques, según las cifras de la Conmebol.
Desplazará de dicho honor a Montevideo, Uruguay, con 83 juegos. Luego siguen Lima, Perú, con 80; Santiago, Chile, con 78; Guayaquil, Ecuador, con 46; Río de Janeiro, Brasil, con 45; La Paz, Bolivia, con 21; y Asunción, Paraguay; y Cochabamba, Ecuador, con 17.
Esta Buenos Aires cuenta con cerca de 20 clubes de futbol, que es un detalle que no se registra comúnmente en ninguna ciudad.
Cinco de ellos, todos con estadio propio, jugarán el próximo torneo Apertura a partir de agosto: Vélez Sarsfield –actual campeón–, Boca Juniors, San Lorenzo de Almagro, All Boys y Argentinos Juniors, mientras que clubes como River Plate (sufrió su primer descenso en 110 años, el pasado 26 de junio), Huracán, Atlanta o Ferrocarril Oeste juegan en la serie Nacional B.
El caso de Rácing e Independiente, de Avellaneda, es único en el planeta. Sus estadios están separados por solo 200 metros. A veces el odio que sienten sus hinchadas desata violentas emboscadas.
Los escenarios bonaerenses “están repletos, con banderas, cornetas, graderíos poblados de camisetas multicolores, con familias enteras concurriendo a alentar al equipo de sus amores, pasiones desenfrenadas, gritos de gol y abrazos eufóricos”, describió en FIFA Magazine Juan Manuel García, un periodista independiente de aquí.
En Buenos Aires, la mayoría de los clubes viven problemas económicos y de violencia, algunos con constante riesgo de quiebra y desaparición. Pero hoy, en el Monumental de River Plate, la ciudad se paralizará por completo para olvidarse de las dificultades y ser la capital del futbol mundial, con la esperada final de la Copa América 2011.