En algún hotel de la capital chilena al pie de los Andes, un grupo de hombres de traje y corbata logrará lo que ni siquiera Cristiano Ronaldo ha conseguido hacer: robarle los reflectores a Lionel Messi.
La Copa América comienza la próxima semana en Chile, y ni la presencia de Messi, Neymar, James Rodríguez y otras luminarias alcanzará para barrer bajo la alfombra el peor escándalo de corrupción en la historia de la FIFA, que tiene como protagonistas a varios jerarcas del fútbol sudamericano.
Directa o indirectamente, los 10 países integrantes de la Conmebol fueron salpicados por las acusaciones de sobornos, crimen organizado y otros delitos que el Departamento de Justicia estadounidense presentó contra 14 personas, entre ellas dos expresidentes de la confederación sudamericana. El anuncio de la pesquisa generó un correcorre entre los líderes de las federaciones, que saltaron a defender sus gestiones y cantar su inocencia, y además puso en marcha todo tipo de auditorías internas e investigaciones de los gobiernos de la región.
Cada paso de los dirigentes de la Conmebol, hasta ahora parcos en sus explicaciones sobre el papel de organismo en las tramas de sobornos, será tan marcado como una finta de James o un eslalon de Neymar.
“La pelota nunca se mancha”, proclamó el delantero de la selección anfitriona Mauricio Pinilla, con la esperanza de que, en medio de una crisis que crece día a día y le costó la cabeza al mismísimo presidente de la FIFA Joseph Blatter, las acciones sobre el césped finalmente acaparen la atención. “El espectáculo siempre tiene que brillar”.
Si se trata de brillo, basta con echar un vistazo a la final de la Liga de Campeones del sábado para encontrar a varios superdotados que, a partir del próximo jueves, jugarán con sus selecciones en nueve estadios en Santiago, Valparaíso, Viña del Mar, La Serena, Antofagasta, Rancagua, Concepción y Temuco.
Messi (Argentina), Javier Mascherano (Argentina), Carlos Tevez (Argentina), Neymar (Brasil), Arturo Vidal (Chile) y Claudio Bravo (Chile) estarán en la cancha del Estadio Olímpico de Berlín para el duelo entre Barcelona y la Juventus por la corona europea de clubes. Todos tendrán que abordar aviones pocas horas después para viajar al otro lado del mundo, donde les esperan sus respectivas selecciones.
Quien no tendrá que hacer el viaje es el delantero uruguayo Luis Suárez, una de las estrellas del Barcelona que se perderá el campeonato por la sanción que arrastra por morder a Giorgio Chiellini en el Mundial de Brasil. La Celeste, líder histórica con 15 títulos, tendrá que defender la corona que conquistó hace cuatro años en Argentina sin su mejor jugador, un genio capaz de ganar un partido con sus goles o de estropearlo con sus arrebatos.
“Nunca somos favoritos, nunca nos toman como favoritos. Siempre aparecemos de atrás, calladitos, no decimos nada, y llegamos a las finales”, comentó el volante charrúa Egidio Arévalo Ríos.
Uruguay comparte el Grupo B con Argentina, Paraguay y Jamaica, uno de los dos invitados de la Concacaf junto con México.
La final es una obligación para la Argentina de Messi y el Brasil de Neymar, dos estrellas que todavía no ganan un título importante con sus selecciones y que salieron tocados de la pasada Copa del Mundo. La Albiceleste perdió la final ante Alemania, el mismo equipo que humilló a la Verdeamarela en las semifinales, un partido en el que Neymar no jugó tras sufrir una fractura de vértebra en los cuartos de final frente a Colombia.
Argentina tiene 14 trofeos de América, pero ninguno desde 1993, la última vez que conquistó un título de fuste.
“Tener a Messi es un lujo y un privilegio que los argentinos tenemos que disfrutar. Es el mejor de todos, por eso, hay que hacer una buena Copa América y ganarla”, comentó el zaguero argentino Ezequiel Garay.
Además del encuentro Argentina-Uruguay el 16 de junio en La Serena, una reedición del duelo por cuartos de final de 2011 que los celestes ganaron por penales, el gran partido de la fase de grupos será el Brasil-Colombia al día siguiente en Santiago por el Grupo C, que completan Perú y Venezuela.
Brasil despachó a Colombia en los cuartos de final de la Copa del Mundo, un partido que quedó clavado como espina entre los colombianos, y en el que Neymar salió en camilla por la lesión provocada por un rodillazo de Camilo Zúñiga.
James, máximo goleador del Mundial y la gran figura de la selección colombiana tras una temporada de consagración con el Real Madrid, esta vez contará con un escudero de lujo como Radamel Falcao, el ariete que se perdió el torneo del año pasado por una lesión de rodilla. El Tigre viene de una mala campaña con Manchester United, pero su presencia debe ayudar a una selección que busca apenas su segunda corona continental.
“Tenemos muy buenos delanteros en un gran momento”, señaló el timonel de Colombia, José Pekerman, uno de los seis entrenadores argentinos en el campeonato. “Hay que demostrar en el campo de juego lo que hicimos en el Mundial”.
Chile también tuvo un destacado Mundial, en el que cayó ante Brasil en una definición por penales en los octavos de final, y el torneo en su patio es su mejor oportunidad para salir de la lista de las tres selecciones que nunca han ganado la corona. Las otras dos son Venezuela y Ecuador.
La Roja del técnico Jorge Sampaoli cuenta con una generación dorada, encabezada por Vidal y Alexis Sánchez, quien viene de una excelente primera campaña con Arsenal en la liga Premier.
Chile pone en marcha el torneo contra Ecuador, en un Grupo A que redondean México y Bolivia.
“En el grupo hay jugadores que se están consolidando bien y otros que hay que preparar, pero convivimos con una generación de futbolistas fantástica”, consideró Sampaoli.
México, invitado de la Concacaf desde 1993, llega al torneo con una selección alternativa, en la que destaca el veterano Rafael Márquez, ya que reservó a sus principales figuras como Javier Chicharito Hernández y Carlos Vela para encarar la Copa de Oro en julio.
La final será el 4 de julio en el Estadio Nacional de Santiago.