Redacción
Jeffrey Webb, uno de los exvicepresidentes de la FIFA, es conocido por su extravagante estilo de vida, cuyo último capítulo fue una lujosa fiesta organizada pese a estar bajo arresto domiciliario en Estados Unidos.
En una carta a la oficina de la fiscalía federal del Distrito Este de Nueva York, a cargo de la causa, el gabinete de abogados de la FIFA en Washington pidió que se lleve a cabo "un recuento inmediato de los fondos y bienes" de Webb.
"La FIFA está preocupada de que el señor Webb no haya declarado por completo al tribunal o al gobierno sus bienes. En el mejor de los casos, sus recursos no están siendo protegidos en beneficio de las víctimas", afirma la misiva.
Los letrados de la FIFA citan "recientes informes de prensa" de las Islas Caimán que "dejan en claro que el procesado Webb continúa con sus extravagante estilo de vida".
"Webb sigue viviendo en el hogar que tuvo que haber comprado con sobornos. Más aún, según informaciones, recientemente fue anfitrión de una cara fiesta de cumpleaños temática para su esposa, repleta de entretenimiento y mesas para apostar", aseguran.
"Irónicamente, una foto (difundida a propósito en Facebook e incluida en un artículo adjunto), muestra a Webb jugando una mano ganadora en una mesa de blackjack", agregan.
El artículo de prensa en cuestión incluye en efecto dos fotos, una de Webb con esmoquin blanco posando con amigos ante una mesa de blackjack, y la otra junto con su mujer Kendra junto a una tarta de cumpleaños.
En su demanda dada a conocer el miércoles, la FIFA cifra en "por lo menos $24 millones" el dinero cuya restitución exige en concepto de salarios y otros beneficios obtenidos por los acusados por sus cargos dentro de la organización desde 2004.
En el caso de Webb, se le reclaman más de $2 millones (¢1.084 millones).
De 51 años y con nacionalidad británica y caimanés, casado y con un hijo, Webb fue el primero de siete altos funcionarios de la FIFA detenidos en Zúrich el 27 de mayo de 2015 que se presentó ante la justicia federal de Nueva York, tras aceptar ser extraditado en julio del año pasado.
Cuatro meses más tarde, se declaró culpable de siete cargos por asociación ilícita, tres por conspiración para cometer fraude y tres por conspiración para lavado de dinero.
Webb, quien fuera también vicepresidente de la Concacaf, aceptó que las autoridades estadounidenses le incautasen más de $6,7 millones (¢3.631 millones).
Además, pagó una fianza de $10 millones para quedar bajo arresto domiciliario, colocando a disposición de la justicia diez propiedades (cuatro de ellas a su nombre), un Ferrari 2015, un Mercedes Benz, 11 relojes de lujo, y el anillo de diamantes de boda y otras joyas de su esposa Kendra Gamble-Webb.
En la denuncia, se indica también que el exvicepresidente de la FIFA exigió $3 millones de sobornos como presidente de la Federación de Fútbol de las Islas Caimán para facilitar la venta de derechos de comercialización de partidos clasificatorios para la copa del mundo en la región del Caribe a la empresa de mercadeo deportivo Traffic.
Según la misma fuente, esa compañía depositó dinero en cuentas bancarias en el estado de Georgia (sureste de Estados Unidos), que permitió a Webb "comprar una pequeña mansión e instalar una piscina".