Barcelona. EFE y AP Mientras Neymar debutó en el clásico español con un gol de quilates y una oportuna asistencia, Gareth Bale –el promocionado mayor fichaje de la historia–, pasó sin pena ni gloria por el césped del Camp Nou.
Las dos grandes contrataciones del Real Madrid y el FC Barcelona, debutaron ayer en este tipo de enfentamientos, y fue el culé el que mayor réditos sacó.
El ‘11’ azulgrana abrió el marcador al minuto 19, con un remate cruzado dentro del área, y al 78’, asistió a Alexis Sánchez para que anotara el tanto de la victoria.
Rápido y desequilibrante, el brillo del astro brasileño alcanzó, incluso, para eclipsar la gris labor de la habitual superestrella del equipo, el argentino Lionel Messi.
Neymar hizo lo que el rosarino acostumbra hacer en los grandes partidos: marcar y generar ocasiones claras; aunque para el técnico del Barcelona, Gerardo Martino, “ha jugado partidos mejores” desde que llegó al club.
“Estoy muy feliz por haber marcado ese gol tan especial, pero sobre todo por los tres puntos que hemos obtenido”, comentó el exjugador del Santos FC.
“Ha sido muy emotivo marcar en el partido que todos los jugadores sueñan con jugar”, agregó.
Con el partido de ayer, Neymar se inscribió en la lista de grandes atacantes brasileños del Barça, como Romario, Ronaldinho, Rivaldo y Ronaldo, que respondieron en momentos importantes.
Bale, por su parte, salió del campo al 61’, sin lograr entenderse con su socio en ataque, Cristiano Ronaldo, y sustituido por un Karim Benzema que sí supo cómo llevar peligro al arco azulgrana.
Declive. Por su parte, el técnico del Barcelona admitió que su equipo fue “de más a menos” y que, en la segunda mitad, los merengues llevaron la iniciativa del encuentro.
“En el primer tiempo fuimos reconocibles. Y cuando en el segundo tiempo vi que tenía un tono dudoso, en cuanto al resultado, hicimos los cambios que pensamos para controlar el partido”, dijo en la rueda de prensa posterior al juego.
El timonel restó importancia al buen arranque de los azulgranas en la Liga española, y se mostró autocrítico al afirmar que su incidencia “sigue siendo mínima”.