Redacción
El 5 de agosto del 2006 Bryan Ruiz hablaba poco inglés, su contextura física era muy delgada, tenía el cabello largo y estaba nervioso. Fue en esa fecha cuando el originario de Alajuelita comenzó su aventura por tierras europeas, sin imaginar que 10 años después todavía estaría en el Viejo Continente.
La Comadreja superó cada obstáculo que se le presentó: el idioma, la soledad, el frío, las lesiones y los momentos deportivos complicados, para así conventirse en uno de los legionarios consolidados de Costa Rica.
Desde la niñez, el exfutbolista de Alajuelense aprendió a rendir pese a la adversidad y cuando las condiciones económicas no le favorecían de alguna u otra forma se las ingeniaba para cumplir su sueño.
"En ocasiones no tenía tacos", admite su madre Rosa González.
"Habían limitaciones... ¿Cómo podíamos desarrollar a un joven que en ocasiones venía sin almorzar?", añade su primer entrenador en divisiones menores de la Liga, Enrique Vásquez.
"Yo recuerdo que a veces se iba con la plata contada y Dios guarde se le perdieran ¢10 porque se tenía que bajar del bus", explica uno de los hermanos, Yendrick Ruiz.
Así fue como con el carácter que forjó a temprana edad, Ruiz no se achicó pese a no tener una gran primera temporada en territorio europeo con el Gent de Bélgica.
Tampoco fue un obstáculo más grande fracturarse la clavícula, justo cuando parecía que las estrellas se alineaban para tener el chance de demostrar su valía.
"Esas cosas él se las tomaba diferente, yo recuerdo que cuando se da lo de la fractura, yo le pregunto a la mamá: '¿Cómo está Bryan?', y ella me responde: 'Lo único que me dijo fue: tranquila mita, que tengo otra clavícula'", contó Randall Azofeifa, compañero de equipo de 2006 a 2008 del ahora capitán de la Selección Nacional.
El buen nivel que agarró en Bélgica llevó al futbolista a trasladarse al balompié tulipán, específicamente al Twente, equipo que en 2009 era desconocido para los costarricenses, pero que ganó un gran cariño en el país centroamericano.
En Holanda, el apellido de Bryan cambió de Ruiz a Rui, sin embargo su legado deportivo, lejos de quedarse estancado, creció a pasos agigantados.
La Comadreja consiguió enamorar a propios y extraños, al punto de que un estadio con capacidad para 30.206 personas se rindió en aplausos el día de su despedida, luego de celebrar con él un campeonato tulipán, una Supercopa y una Copa.
"Para mí era sorpresivo cómo yo había comenzado, hasta anotar tantos goles, es que llegó un momento en que anoté hasta 10 goles seguidos y tenía una confianza enorme. Ser campeón con un equipo que no era tradicionalmente ganador... bueno, es la mejor temporada que he vivido por el momento", valoró el número 10 de la Nacional.
La carrera del referente del fútbol tico en 2010 continuaba en ascenso y para el 2011 dio el paso al máximo nivel del fútbol mundial.
El 31 de agosto, en una carrera contra el cierre del mercado de verano europeo, Ruiz se puso en camino a Londres para estampar su firma con el Fulham.
La experiencia en la Premier League tuvo sus momentos dulces, no obstante los amargos fueron los que nuevamente pusieron a prueba al atacante.
Un descenso más una seguidilla de lesiones hicieron que hasta los más cercanos al futbolista se cuestionaran si el paso a Inglaterra había sido el idóneo, empero había alguien que estaba seguro de que lo idóneo era probarse en un nivel de exigencia mayor, el propio Bryan.
Cuando gozó de confianza, el centroamericano consiguió mostrar que era un jugador diferente gracias a su técnica. Sin embargo, él mismo acepta que la falta de ambición de la institución en la que estaba le jugó una mala pasada.
Las ganas de demostrar que había Bryan para rato hizo que se centrara en el Mundial de Brasil 2014, para lo que decidió volver a Holanda y agarrar ritmo alto de competencia con el PSV Eindhoven.
Ruiz escribió unas de las páginas más doradas del deporte costarricense al ser el anotador del gol con qué Costa Rica venció a Italia, en la fase de grupos de la cita del orbe.
A partir de ese momento era claro que el Fulham, un equipo de segunda división, se quedaba corto para el 10 y pese a que costó, la puerta del Sporting Lisboa se abrió.
El deportista llegó en el balompié portugués a los 100 goles en Europa, para un promedio de 10 tantos por temporada y estuvo a punto de volver a coronarse campeón de una liga de este continente.
Bryan celebra 10 años lejos de su barrio, 10 años de ser legionario, 10 años que lo han convertido en un referente, al punto que un compañero como Celso Borges acepta que siempre lo vio como el ejemplo a seguir para entender la fórmula del éxito.