Dinia Díaz fue la heroína en la primera clasificación de Costa Rica a un Mundial Mayor y la última en darse cuenta de ello, víctima de una reacción tardía a un júbilo que luego la absorbió.
La portera tricolor, vital en el triunfo ante Trinidad y Tobago al detener tres cobros en la ronda de penales, cayó en cuenta de lo que sucedía hasta que vio la celebración de sus compañeras, que apenas segundos después se agolparon sobre ella en una celebración tan sincera como inédita.
“Es una emoción increíble, no se puede describir el sentimiento que nos embarga en este momento y no solo a mí sino a todas, porque dimos alma, vida y corazón.
“Es raro pero simplemente puedo decir que lo que sentimos es felicidad, nuestros corazones están alegres porque clasificamos por primera vez a un mundial y yo en lo personal porque Dios me dio la oportunidad de parar tres penales”, aseguró Díaz.
Hasta esa ronda la guardameta nacional había sido menos que exigida, pero en la primera aproximación real de las trinitenses había caído el gol, una carga que la portera no olvidó cuando al término de los 120 minutos el marcador se mantuvo 1-1.
“Sabía que no había sido el mejor juego para mí, que estaba debiendo pero en los penales el apoyo del grupo fue total. Ahí era solo yo, el marco y el balón al frente, entonces era tratar de taparlos y esperar, pero independientemente de quién los hacía o paraba, era Costa Rica la que iba para un Mundial.
”Sabíamos que no iba a ser un partido fácil pero Dios tiene un propósito y el momento que Él decidió fue hasta el final. Sufrimos para lograrlo pero en esta vida nada es fácil, con entrega, lucha y disciplina logramos sacar esto.
“Le dedico esto a mi familia, a Dios y a todas esas niñas que vienen ahí atrás, pero por supuesto a Costa Rica, ojalá que sigan celebrando y que sepan que vamos por más”, finalizó la guardameta.