¿Qué representa ser la primera medallista olímpica en la historia del deporte en Costa Rica?
Era una “niña” cuando gané la medalla de plata y tenía el horizonte de una persona de 17 años. Eran mis primeros Juegos Olímpicos y no había dimensionado lo grandioso que son. Pronta a cumplir 42 años, recibo la bendición de la gente que me dice que recuerda mis resultados. Haber representado al país y darlo a conocer a nivel mundial fue un honor y me hizo sentir muy orgullosa. Fue un antes y un después en mi vida, hace 24 años.
¿Qué factores se conjugaron para alcanzar el objetivo?
Se armó el rompecabezas exacto. Tuve la constancia y la disciplina para entrenar. Fue el resultado de una planificación de muchísimos años y ya sumaba logros internacionales. Conté con una excelente entrenador. Ni hablar de mi familia y el apoyo que me dio, como el de mis compañeras del Cariari. Se manejó muy bien el estrés.
¿Cómo recuerda la prueba?
Se me pasó fácil y la sentí muy rápido. La disfruté muchísimo. Se hizo de acuerdo a lo que se planificó. Me sentí tan preparada y lista, que las cosas salieron bastante bien. Estaba muy relajada. Fue una competencia muy positiva.
¿Qué cambiaría de ese día?
En la prueba hice el mejor tiempo de mi vida y obtuve el mejor resultado: la primera medalla olímpica del país. Me hubiera gustado que en el podio hubieran estado todos los que me apoyaron, porque sin ellos no lo hubiera conseguido.
¿Qué pasó después?
Me abracé con Francisco (Rivas), mi madre y el pequeño grupo de nadadoras. Ricardo Quirós (q.d.D.g.) e Isabel Ovares se pegaron una llorada. Me asusté. Cuando recibí el cariño de la gente, con mensajes por télex, empecé a digerir que algo serio y de impacto había pasado para la gente.