
La ínfima ayuda monetaria que tienen los atletas costarricenses es la causa por la que el deporte tico no brilla en competencias regionales.
Una medalla de oro, cinco de plata y 15 de bronce en los últimos Juegos Centroamericanos y del Caribe en Mayagüez, Puerto Rico, es el saldo que deja la mediocre inversión del país en sus deportistas.
“Yo tengo claro por qué no ganamos más medallas, porque el deporte no ha sido una prioridad nuestra y mientras no lo sea seguimos dando tumbos a la espera de que salga un deportista de alto rendimiento que podamos explotar”, dijo Luis Peraza, director del Instituto Costarricense del Deporte (Icoder).
“No creo que nosotros tengamos la capacidad ni de pelearle el segundo lugar a El Salvador en los Juegos Centroamericanos porque ellos tienen todo un desarrollo de capacitación y además los medios económicos, ya que ahí el Gobierno ha hecho del deporte una prioridad”, añadió el jerarca.
De acuerdo con un estudio realizado por el Comité Olímpico Nacional (CON), mientras que Guatemala y El Salvador invierten $24 millones y $7,5 millones en los atletas, respectivamente, Costa Rica destina $900.000 a este departamento.
“La principal razón –del bajo rendimiento tico– es que, mientras nosotros recibimos una subvención anual de $40.000 al año, El Salvador y Guatemala perciben $2 millones solo para baloncesto, nosotros no tenemos ni gimnasio para entrenar”, expresó Juan Carlos Barquero, presidente de la Federación Costarricense de Baloncesto.
Otro que se refirió al poco apoyo financiero fue William Corrales, cabeza del voleibol, quien apuntó que el Icoder no tiene un norte definido, y que entre los pocos recursos hay muchos que se desperdician.
“Se debe tener muy claro hacia donde orientar los recursos, tenemos un país con muchas disciplinas, pero debe manejarse un presupuesto para recreación y otro para deportes que dan resultados, debe darse un apoyo con mayor respaldo científico a los que en realidad destaquen”, comentó Corrales.
El directivo añadió que, para estos Centroamericanos y del Caribe, dos de las integrantes de la selección de voleibol perdieron su trabajo “por representar al país”.
“Karen Cope y Paola Ramírez trabajaban en un centro de llamadas, y perdieron su trabajo, es muy duro, pero con lo poco que nos dan y lo que recogemos por otros medios debemos hacer frente a situaciones como estas”, añadió el presidente.
Costo de un profesional. Para mantenerse entre los mejores competidores de la región, los atletas de alto rendimiento gastan altas sumas.
El triatlonista Leonardo Chacón y la maratonista Gabriela Traña son pruebas de ello.
Mientras que un año de competencia de Chacón vale aproximadamente ¢29,2 millones, una temporada de Traña ¢7,8 millones.
La cantidad de Traña no incluye fogueos en el exterior, los cuales rondan ¢3 millones cada uno.
En ambos casos más del 98 por ciento de lo que invierten es cubierto por apoyo privado o del atleta.
La alajuelense Traña, quien en los recientes Centroamericanos y del Caribe ganó plata en maratón, paga ¢210.000 al mes solo en tenis.
Además, gasta ¢150.000 por mes en alimentación y ¢300.000 entre sesiones de fisioterapia y masajes.
Aparte, paga ¢150.000 cada trimestre en exámenes médicos.
En el caso de Chacón, cuarto en las justas, sus montos son mayores por practicar tres disciplinas.
En implementos de natación Chacón gasta ¢95.000 por año, en ciclismo un aproximado de ¢5,4 millones, mientras que en atletismo invierte ¢635.000 por temporada.
A esto se le agregan ¢636.000 en pago de fisioterapia y nutrición.
En lo que respecta a viajes al exterior, Chacón paga unos ¢21 millones, mientras que los fogueos nacionales le cuestan ¢525.000 y los campamentos valen ¢900.000.
El monto de dinero que invierte el equipo Bansol en el triatlonista Leonardo Chacón es similar al que estima el presidente del CON, Henry Núñez, para un atleta con aspiraciones olímpicas.