Playa Hermosa de Jacó. La jacobeña Lisbeth Vindas le escribió un capítulo más a su leyenda en el surf costarricense, al ganar ayer el undécimo título nacional.
Un total de 11 coronas se dice muy fácil, pero conseguir tan solo una requiere de sacrificios y esfuerzos por doquier.
A sus 33 años aún compite al mejor nivel. Ni la juventud de Leilani McGonagle y Emily Gussoni, ni el ímpetu de Nataly Bernold. Nada la detiene.
Aunque Vidas aseguró que todos los títulos le saben igual, el que consiguió ayer tiene un significado especial.
La jacobeña se sometió a una cirugía por un problema de salud a nivel abdominal y por poco la hace perderse la gran final.
Es más, Vindas no corrió la sétima fecha del Circuito Nacional en Esterillos Oeste, por lo que la planificación de la temporada tuvo que ser casi perfecta.
“Sabía que tenía que ganar la mayor cantidad de fechas, por aquello de que me perdiera una o dos por la operación, y gracias a Dios se me dieron las cosas”, explicó Lisbeth Vindas.
“Este título me sabe más, porque por un momento pensé que no lo iba a poder ganar por la operación, y se murió mi abuelita, todo se juntó. Pero salí a delante con la ayuda de muchos y gracias a Dios volví a quedar campeona”, agregó.
Para más. A sus 33 años recién cumplidos, Lisbeth Vindas asegura que está para continuar compitiendo, cosa que hace desde hace 20 años.
“Me siento bien, con ganas de seguir compitiendo y entrenando hasta que pueda”, dijo Vindas.
De momento, la multicampeona nacional disfrutará de su nuevo cetro junto a su hijo y su esposo, el también tablista Diego Naranjo. Pero aún tiene más espacio en las vitrinas para más.
La hegemonía de Vindas en el surfing costarricense es bien vista por todos sus colegas.
“Lisbeth es un gran ejemplo de esfuerzo, sacrificio y compromiso. Me alegra muchísimo ver que sigue triunfando y compitiendo al alto nivel”, dijo Anthony Segura.