Nueva York. El peso de ser la número uno del mundo se ha convertido en una cruz para Dinara Safin.
Al menos la rusa aún puede decir que sigue viva en el Abierto de Estados Unidos en busca de su primer título grande, mientras que Elena Dementieva y Jelena Jankovic no pueden decir lo mismo luego de caer ayer contra rivales de menor jerarquía, y en segunda ronda.
Hecha un manojo de nervios, Safina sobrevivió a duras penas para clasificarse a la tercera ronda con una victoria en tres sets sobre la alemana Kristina Barrois. Ella ganó 6-7 (5), 6-2 y 6-3 en medio de un concierto de desaciertos: 30 errores no forzados y 15 dobles faltas.
Su compatriota Dementieva, cuarta cabeza de serie, se despidió al perder 5-7, 6-4 y 6-3 ante Melanie Oudin, una radiante rubia estadounidense de 17 años que asciende.
Como quinta preclasificada, exnúmero mundial y subcampeona en Nueva York el año anterior, la serbia Jankovic contaba con un favoritismo abrumador frente a la kazaja Yaroslava Shvedova, pero desperdició un par de puntos para juego y cayó 6-3, 6-7 (4) y 7-6 (6).
Jankovic dijo luego que no tenía la cabeza en el partido, al revelar que la noche anterior se enteró de la muerte de su abuela en Serbia.
“Cuando estás triste, cuando estás mal, no eres la misma persona”, indicó Jankovic. “Mi cabeza no estaba en el partido”. añadió.
Shvedova, por su parte, será rival de turno de la argentina Gisela Dulko, quien logró colarse a la tercera ronda del open estadounidense por primera vez en su carrera.
Tras su victoria 6-4 y 6-0 sobre la ucraniana Alona Bondarenko (30), Dulko daba por descontado que tendría que medirse con Jankovic.
Sin embargo, los planes se alteraron y la cierto es que eso ya no constituye sorpresa ante el estado actual del tenis femenino.
Mientras que en los varones es normal ver sin falta a lo más granado en el último fin de semana, las favoritas entre las mujeres caen presa de la fragilidad mental o las deficiencias de sus juegos.
Safina ha sido el mejor ejemplo en lo que va de la primera semana del último Grand Slam del año.
En su debut Safina debió venir desde atrás para evitar convertirse en la primera número uno en perder en la ronda inicial de un gran torneo profesional.