EscucharCiudad Cortés. Con sudor dorado y constante, propio de una final que se definió en los últimos 35 segundos, el equipo femenino de baloncesto de San José se alzó con el tricampeonato en los Juegos al derrotar 60-54 a Heredia.
Las capitalinas, lideradas por Paula Castro, mejor anotadora con 24 puntos, y designada como la más destacada de las justas, vencieron a un dignísimo rival que empezó ganando el choque.
Pero las florenses poco a poco cedieron espacios ante la velocidad de Castro y Kathy Pinnock (10 unidades), los pulmones que movieron al conjunto capitalino que ayer igualó el tricampeoanto de Coronado (2007, 2008 y 2009).
Ante el gran trabajo de ambas figuras, más el aporte de otras como Rebeca Retana, nada pudieron hacer Natalia Ugalde (12 puntos) o Daniela Mora, pilares heredianas.
“Ellas vienen jugando juntas desde la escuela, esta es la cuarta final de Juegos que disputamos y esa experiencia pesó. A pesar de esto, creo que Heredia es extraordinario y se plantó duro”, dijo Pablo Martínez, entrenador josefino.
Acicateado por el momento y la calidad de su grupo, el estratega aseguró que en enero, en San Carlos, donde serán los próximo juegos, irán por el tetracampeonato.
“Ellas comen básquet, estudian básquet, y gracias a Dios se dio esto, vamos por el tetra”, subrayó.
Bendecido. Esa fue la palabra que usó Jonathan Benavides, director técnico de Naranjo, poco después de recibir la medalla de bronce por derrotar 31-26 a Jiménez.
Benavides rescató que en las justas anteriores fueron cuartos, en estas bronce, y buscará la plata.
“Es increíble la sensación –de ganar el bronce–, he sido muy bendecido como entrenador porque en Naranjo la gente intenta destruir en vez de construir, e insisten en pensar que en Naranjo no podemos hacer este tipo de cosas”, añadió.
Su alegría surge al ver cómo el quinteto que dirige amilanó a Jiménez con buen baloncesto.
Pese a que Jiménez peleó hasta al arranque del segundo cuarto, cuando el marcador indicaba 12-12, las naranjeñas carburaron y abrieron una brecha inmanejable.
Culpa de esto fue mucho por la falta de conjunto de Jiménez en momentos apremiantes, ya que los disparos fueron desesperados y casi no hubo acompañamiento.
Naranjo, por su parte, defendió bien y ejecutó ataques rápidos, y así firmó la sentencia de un compromiso que le dio al cantón el primer metal de las justas en la historia de baloncesto femenino.
