Río de Janeiro, Brasil
A los Juegos Olímpicos no solo clasifican los atletas; también se necesitan los mejores jueces para que arbitren las diferentes competencias. En ese rol, la costarricense Silvia Garro estuvo presente en el tenis de mesa de Río 2016.
Ella tiene 31 años, es ingeniera industrial y está entre los mejores 16 jueces del planeta.
Antes de dedicarse a las labores de juzgamiento, comenzó como atleta en 1997 y compitió durante varios años en Juegos Nacionales.
"Yo tenía como 15 años, había un torneo en Costa Rica y no tenían árbitros, así que dieron un curso. El que era mi entrenador era el director de la parte de reglas para todo Latinoamérica, arbitré todo ese torneo, me gustó mucho y luego de eso, al año siguiente hubo otro torneo, dieron otro curso, como un nivel más avanzado que también lo llevé y seguí arbitrando”, relató Silvia Garro a La Nación.
La vocación y la pasión por lo que hacía la llevó a desenvolverse con éxito en ese cargo, en el que creciendo rápidamente.
"Cuando entré a la universidad dejé de lado un poco el tenis de mesa, me alejé de jugar y de arbitrar; luego en 2007 quise volver a jugar y empecé a arbitrar, a ayudar en la mesa principal y resulta que al ahí empecé a tener problemas, porque o jugaba, o arbitraba, o dirigía. En nada se puede ser juez y parte”, mencionó.
Ahí fue cuando tuvo que tomar una decisión para definir qué le beneficiaba más en el tenis de mesa.
“La verdad es que nunca fui tan buena, fui dos veces seleccionada nacional infantil y fui a El Salvador, pero como juvenil nunca conformé la selección y decidí que me gustaba más la parte del arbitraje y tenía más posibilidades por ahí”.
Garro acudió a arbitrar un circuito mundial en El Salvador y estuvo en los Juegos Codicader en Costa Rica en 2009.
"Me empecé a involucrar más en dirigir los torneos en la mesa principal y entonces me empezó a gustar más eso; dejé la parte del arbitraje. Además, no había mucha gente que dirigiera torneos, entonces se necesitaba más ese lado", contó.
Entre 2008 y 2010 dirigió los Juegos Nacionales y optó por hacer el curso de juez general latinoamericano.
"Lo pasé, fue en Costa Rica y luego me llegó la invitación para ir a hacer el curso de juez general internacional aquí en Río, Brasil. Fue un año después de que se le diera la sede a Río para los Olímpicos e hicieron el curso pensando en que necesitaban a alguien local para estos Juegos".
Habían varios brasileños, pero de ellos solo lo pasó uno.
"Los otros que pasamos fuimos pocos, como cinco más, de los cuales, ya dos no están. La idea era que hubiese un brasileño, pero el hecho de que me hayan dado la oportunidad a mí significa que he hecho un buen trabajo, somos muy pocos jueces internacionales a nivel de latinoamérica, éramos cinco y ahora hay dos más que se acaban de graduar. En cada torneo se necesitan dos jueces generales internacionales y he viajado mucho", relató la brumosa.
Por ejemplo, el año pasado hizo diez viajes.
"Así he estado en los últimos cuatro años y he agarrado mucha experiencia. Estar en los Juegos Olímpicos realmente es una recompensa a todo el trabajo que he hecho en estos años", afirmó.
Recordó que en 2013 tuvo la oportunidad de ser juez general adjunto en el Campeonato Mundial en París; en 2014 fue juez general en los Juegos Olímpicos de la Juventud y el año pasado acudió como juez general principal a la Copa Mundial de Mujeres en Japón y a los Parapanamericanos en Toronto.
"Esos eran los torneos más grandes que he hecho y luego de eso cualquier cantidad de torneos en latinoamérica, pero todavía hago torneos nacionales y escolares".
A nivel de juzgamiento en este deporte, el árbitro es el que está en la mesa, el que dirige cada una de las partidas, el que dice si es punto; mientras que el juez general es quien está afuera de la mesa, hace el sorteo, la reunión con los delegados y los entrenadores, maneja los árbitros, hace los horarios e interpreta las reglas.
En el caso de que a un árbitro se le salga de las manos el partido y haya algún problema, el juez general lo soluciona y quien tiene la última palabra.
Y autoriza el equipo y la ropa de los jugadores, entre otras responsabilidades.
"En París teníamos 120 árbitros y un juez general y seis jueces adjuntos, en este torneo hubo 26 árbitros internacionales y somos cinco jueces contando el juez general y cuatro adjuntos".
Para estos Juegos Olímpicos, los mismos jueces se rotaban sus funciones.
"En la mañana me tocaba el salón principal, en la tarde el área de preparamiento que es donde los atletas llegan a revisar las camisetas, las raquetas, a escoger bolas, ahí vamos cambiando de puesto. Para mí esto es un sueño porque siempre quise ir algún día a Juegos Olímpicos, pero como jugadora esa posibilidad prácticamente no existía", citó.
Apuntó que lo que le ayudó mucho es que a nivel de Latinoamérica son muy pocos en este gremio.
"Y entre los pocos que estamos, pues hay poquitos que hacemos torneos porque algunos por el trabajo no pueden, o no les gusta eso, sino arbitrar, yo me he dedicado más a dirigir torneos y he estado viajando mucho y eso me ha ayudado a obtener un puesto a nivel internacional”.
A nivel mundial hay unos 300 jueces generales y Silvia Garro sigue creciendo.
"Ahora se hizo un proyecto que se llama jueces generales avanzados y se contó con un primer grupo con ocho personas y ahora un segundo grupo con ocho, somos 16 y se supone que es el top de los mejores jueces a nivel mundial", destacó.
Eso significa que vienen más retos para ella.
"En ese grupo nos van a estar dando torneos grandes, por lo menos uno al año y nos hacen evaluaciones y el hecho de estar en eso me ayudó mucho a que me seleccionaran para estos Juegos Olímpicos", finalizó la costarricense.