Alguien se le acercó un día y le entregó unos arrugados billetes, como una ayudita.
Debía necesitarla, seguramente pensó el samaritano: el sujeto de su acto de bondad, vivía en una camioneta Volkswagen, junto a los basureros de un Wal-Mart de Florida.
Ya llevaba un tiempo estacionado ahí, el suficiente para que los empleados le pusieran un apodo: Van Man (el hombre de la van).
Nadie sabía si era un indigente más u otro hippy en una búsqueda espiritual; pero, como explica ESPN Magazine, la verdad es más extraña.
El tipo en cuestión es Daniel Norris , un brillante prospecto de pitcher de los Azulejos de Toronto de las Grandes Ligas y quien en 2011 recibió, solo por ser reclutado, un bono $2.000.000... ¿Entonces?
Como suele suceder, las explicación suele ser muy simple: Norris es así . Nada más.
“Yo crecí de una manera sencilla. En mi pensamiento no existe necesidad de lujos; no, al menos, en el sentido que le da la sociedad a la palabra”, le comentó el lanzador a CBS .
El “excéntrico” (para los demás) estilo de vida del novato de 21 años, llamó la atención de los medios dentro y fuera de Estados Unidos.
Como es normal en estos tiempos 2.0, el muchacho se convirtió en un furor. Hasta un documental acerca de él está próximo a ser estrenado.
“Preferiría que me conocieran por ser el mejor beisbolista que puedo ser. Esa es mi pasión, ese es mi sueño”.
En estos días, el zurdo está con la novena canadiense en Florida, en los entrenamientos de primavera, en pos de ganarse un lugar en el roster de 25 peloteros para la venidera campaña de la Gran Carpa , la cual se inicia el 5 de abril.
Norris tiene altísimas posibilidades de ser parte de la rotación de Toronto.
‘Van Man’
Mientras aquel sueño llega a ser una realidad, Norris ya cumplió otro: su furgoneta.
“Desde que firmé con los Azulejos, sabía que iba a comprarla. Era el auto de mis sueños”, l e explicó a Grind TV .
Al lado de los lujosos carros de sus compañeros, el lanzador estaciona su Westfalia 1978 de Volkswagen, a la que bautizó Shaggy, pues es idéntica a la de la serie animada Scooby Doo.
Shaggy es su hogar. Ahí vive y viaja durante las pausas entre temporadas. Ahí se escapa de las presiones del deporte profesional.
“Yo cocino mi propia comida. Tengo un horno que funciona con combustible, consigo unos trapos y unos sartenes. Funciona bien”, le contó a Baseball America .
“Crecí así, mi padre tenía una tienda de bicicletas, por lo que tuve que aprender a cuidar de mí mismo de la mejor manera posible”, agregó.
Por casi 80 años, su abuelo y su padre han sido los propietarios de ese ciclo .
Ahí no solo se venden bicis , se predica un estilo de vida: juegue afuera de la casa, ame la tierra, viva con sencillez, use solo lo necesario.
Norris solo lee libros en papel, jamás en Kindle; estudia fotografía periodística; chorrea su propio café, a pesar de que el club lo da gratis; mientras sus compañeros novatos gastaron $10.000 en artefactos eléctricos –el día que les depositaron sus millones–, él se compró una t-shirt Converse por $14; en lugar de irse a un crucero, pasó surfeando en Nicaragua y se hospedaba en hostales; con el par de millones de dólares en su cuenta, trabajó 40 horas a la semana en una tienda en su pueblo.
“¿ Quién soy yo para merecer esto? ¿Qué he hecho realmente?”, se preguntó en una entrevista el zurdo.
Una firma de consejeros financieros cuida de su dinero y le entrega $800 mensuales, apenas para vivir en Shaggy , que nunca tiene más allá de un cuarto de tanque.
Normal
En Johnson City, su pueblo natal, creció junto a sus dos hermanas mayores. Además de ciclismo de montaña, los fines de semana practicaba escalada. En la secundaria, jugó fútbol americano, básquet y béisbol.
La pelota chica se ajustó a su personalidad : la soledad del montículo le recordaba cuando estaba por su cuenta en los parajes silvestres.
“Empezá a actuar como un jugador de Grandes Ligas”, le espetó un compañero; pero Norris vive bajos sus códigos, no por los de otros.
Los Azulejos están tranquilos con su novato, a pesar de que se afeita con un hacha: su forma física es extraordinaria y resaltan que sus valores le ayudan.
Daniel Norris vive en paz: “Sé gentil, sé cortés, ama a los demás, sé feliz. Es así de simple”.