De pie frente a su arco, Dinnia Díaz resopló en señal de impotencia. El balón acababa de tocar la red que defendió con todo lo que pudo; esta vez le fue imposible detenerlo.
El reloj marcaba 83 minutos y la diana marcada por Brasil estaba lapidando el sueño de las muchachas de clasificar a octavos de final.
A 1.180 kilómetros de ahí, en Ottawa, Corea del Sur estaba derrotando 2-1 a España y le daba el último empujón a la Sele hacia la eliminación.
Justo en el minuto 92, las españolas lanzaron un tiro libre y la pelota, caprichosamente pegó en el horizontal y salió.
Si esa bola entraba, Costa Rica dejaba la maleta intacta para quedarse en el Mundial.
De forma inexplicable la redonda no ingresó y las coreanas tomaron el boleto.
Con el pitazo final en los dos escenarios se consumó la despedida de la Femenina de su primer Mundial Mayor.
El adiós casi se consuma sin derrotas, pero la brasileña Raquel Fernandes se encargó de vencer una sola vez a la portera Díaz y echar por tierra la que sería una despedida honrosa.
Costa Rica abandonó la Copa del Mundo tras jugarle sin temor a Brasil, poner en aprietos a las coreanas y debutar con orgullo frente a España.
El grito de gol de Karla Villalobos, las paradas de Dinnia, el pase largo y preciso de Katherine Alvarado, el talento de Shirley Cruz para poner a rodar al equipo, el remate de Raquel Rodríguez en la primera fecha...
Los detalles citados no quedarán reflejados en la tabla de posiciones pues esta dirá que las muchachas de Amelia Valverde solo consiguieron dos puntos.
Sin embargo, el registro se queda corto ante la ganancia obtenida en la cita mundialista.
El Mundial sirvió de escaparate para exhibir la evolución del fútbol femenino del país.
Aquel estilo rudimentario y artesanal quedó atrás.
Hoy el país puede decir que tiene una portera de calidad y aquellas imágenes de goles ‘singracia’ eran parte de los típicos raspones que hay que llevarse para aprender a andar.
Además, que las féminas nuestras poseen orgullo y corazón y que, sin tener la dinámica de otras selecciones, pueden jugarle de igual a igual hasta a la selección más pintada; por ejemplo lo ayer ante la Verdeamarela .
Esta vez las luces no se posaron solo sobre Shirley Cruz, la capitana y referente.
El resto de jugadoras, unas más y otras menos, sudaron la camiseta y eso cuenta.
Sin olvidar un detalle: la entrenadora no se cruzó de brazos en su línea e incitó a su equipo a luchar mientras el silbato diera esperanza.
Valverde puso ayer la carne en el asador con Karla Villalobos y Carolina Venegas para rescatar un empate que hubiera sido histórico. Lo intentó hasta donde le alcanzaron las manos.
Hay formas de caer y la Tricolor lo hizo con dignidad, un valor innegociable