Entre las sombras que presentó la Selección de Costa Rica en el premundial Sub-20 brilló una luz que tiene gran parte del mérito en el boleto obtenido al Mundial: Rándall Leal.
El volante del KV Mecheleen de Bélgica fue por mucho el mejor jugador de la Tricolor , protagonizó las principales acciones de peligro y tuvo participación importante en los cuatro goles que marcó la Sele en el certamen. Leal se adueñó del medio campo, creó juego cuando el partido lo necesitó, cuidó el balón en momentos en que se requería y encaró a rivales cuando las circunstancias lo permitían.
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El 11 de la Tricolor anotó tres goles. De tiro libre, marcó la única anotación en la victoria ante Trinidad y Tobago. Ante Bermudas, puso el 2-1 definitivo que le dio a Costa Rica la clasificación a las triangulares que definían los cuatro boletos al Mundial.
En la triangular volvió a ser la pieza clave de la Selección. Ayer anotó el gol de la ventaja parcial de la Sele , lo que a la postre sirvió para amarrar el pase a la Copa del Mundo.
Además, en la derrota ante Honduras dio la asistencia para que Andy Reyes abriera el marcador para los ticos.
El peso de Leal es tal que ayer la Nacional tuvo dos caras. Con él en el campo, Costa Rica controló el juego. Pero, con él fuera por lesión, los ticos cesaron de producir en ofensiva y dejaron pasar los minutos mientras Panamá los ponía contra las cuerdas.
Costa Rica le debe más de medio boleto a Leal, quien demostró que sus dos años de experiencia en el fútbol europeo no han sido en vano. Gracias a él, Costa Rica vuelve a un Mundial, en que el volante será la pieza más importante.