La ejecución de un penal debe ser algo así como el lance de vida o muerte entre el cazador y la fiera.
El tirador siente miedo, pero empuña el arma; la presa, los nervios de punta y la necesidad urgente de sobrevivir de cualquier manera.
El guardameta y el artillero, ese duelo sempiterno del balompié, enfrentó ayer al arquero manudo Wardy Alfaro y al goleador saprissista, Álvaro Saborío.
La chispa que antecedió al instante crucial fue la emoción del minuto 31. Cristian Bolaños envió un pase medido al fondo...
Cuando Rónald Gómez, el receptor, se volteaba para "ejecutar", el portero derribó al mediocampista morado. Penal, dijo el juez.
Un minuto más tarde, después del consabido ritual de colocar la pelota en el punto fatídico y de la parsimonia de la "víctima" para poner sus pies sobre la línea de cal y sentencia, Álvaro Saborío, el goleador designado, envió un mal remate que Wardy logró desviar con el zapato, mientras se jugaba el chance a su rincón de mano derecha.
El análisis posterior del encuentro y, sobre todo, el resultado de empate, da para asegurar que aquella escena del primer tiempo creció como la jugada más relevante en el clásico del cero a cero.
"He tenido el cuidado de estudiar muy bien los movimientos de Saborío al momento de ejecutar un tiro de penal. Eso me ayudó para rechazarlo, además de la disposición anímica que me ha caracterizado desde niño para atajar los penales", manifestó Alfaro.
Sencillo, amable, sin aspavientos, con sus manos en la cintura, en medio del enjambre habitual de los cables, de los micrófonos, de las grabadoras y de las libretas, el flaco rojinegro de los guantes blancos habló con claridad y mesura.
"Sí, a Saborío lo he estudiado a fondo, su manera de lanzar los penales. Y por dicha adiviné la dirección del remate, lo que me dio la oportunidad de pasar del error al acierto, porque si bien cometí la falta, tuve el chance de rectificar".
De vida o muerte. El "cazador" y la "fiera". Si bien el "verdugo" empuña el arma, en la "víctima" fluye la sangre caliente y el deseo de sobrevivir, de cualquier manera.