Aunque no está plenamente desarrollada como se quisiera, la incursión empresarial de las asociaciones solidaristas tiene ya a su haber varios casos.
Esas iniciativas se hacen mediante un esfuerzo conjunto entre la empresa y los empleados, lo cual contribuye a fortalecer la armonía obrero-patronal.
La Asociación Solidarista de Empleados del Pelón de la Bajura es uno de los ejemplos.
Los trabajadores compraron una finca de 156 hectáreas, y ahora tomaron en alquiler otra de 315 hectáreas, las cuales cultivan con arroz que venden a la empresa.
La colaboración de la firma El Pelón de la Bajura es fundamental para conseguir el alquiler de maquinaria y cosechadoras a un precio más bajo que en el mercado y mantener el negocio, explicó Ronny Chévez, gerente general de la asociación.
La asociación de la empresa Holcim, que participa en el transporte del cemento y diversos productos, es otra de las buenas experiencias empresariales.
Enrique Acosta, presidente del Movimiento Solidarista, explicó que el sector quisiera que más asociaciones desarrollen el pensamiento empresarial.
Resaltó que la asociación de la Caja Costarricense de Seguro Social tiene una tienda de electrodomésticos.
Por su parte, la Asociación de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (Asefyl) ofrece el servicio de factoreo (descuentos de facturas) a la propia empresa estatal.
Ricardo González, gerente de Asefyl, indicó que también contribuyen con capacitaciones del personal que ingresa y el de planta.
En ese caso, la empresa recibe un flujo constante de dinero, que la ayuda a sobrellevar sus actividades a una tasa de interés menor que si contrataran el servicio a otros entes.
La asociación se beneficia pues recibe un interés mayor por su dinero que si lo coloca en algún título.
No obstante, González indicó que, por enmarcarse en el sector público, no pueden ofrecer una mayor variedad de servicios a la compañía.