Una enfermedad que causa una maduración irregular en los cítricos se convirtió en una amenaza inminente para miles de hectáreas de naranjales, sobre todo en la zona norte.
El mal bacteriano, conocido como dragón amarillo o huanglongbing (HLB), ya está presente en Nicaragua.
Cuando el árbol se infecta, el fruto se madura primero en el pedúnculo o parte donde está unida a la rama; de seguido, se cae.
El ataque de la bacteria lleva inevitablemente a destruir los árboles afectados, pues es muy difícil su control de otra manera, advirtió ayer el Servicio Fitosanitario del Estado (SFE).
Esa entidad, adscrita al Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y encargada de la vigilancia y control de plagas y enfermedades, considera inminente el ingreso del mal a Costa Rica.
La situación pone en peligro unas 27.000 hectáreas de naranja, cuya producción se destina a la extracción de jugo.
Se calcula que Costa Rica recibe anualmente unos $61 millones por la exportación de jugo.
La enfermedad se transmite por medio de un insecto vector, un psílido que ya está presente en Costa Rica. Esto facilitaría una propagación rápida, dijo el SFE. Viaje. El punto más cercano en el cual se encontraba el dragón amarillo era Belice, pero ahora oficialmente se sabe que está en Honduras y Nicaragua.
Su propagación hacia el sur se ha dado por la franja costera del Caribe. Lo hizo desde Miami, donde se detectó en el 2004, a México, Belice, República Dominicana, Cuba y, ahora, Nicaragua.
Desde que el mal se detectó en Belice, en mayo del 2009, las autoridades sanitarias costarricenses pusieron en marcha medidas extremas de control.
La vigilancia se incrementó en los puestos fronterizos, tanto sobre materiales de cítricos como sobre ropa, equipaje y otros artículos transportados por personas que vienen de países donde está presente la enfermedad.
Ante la presencia en Nicaragua, el SFE informó ayer de que la primera medida es una inspección de la costa caribeña costarricense, desde Tortuguero hasta Sixaola.
En esa región se revisarán árboles de traspatio (sembrados en los patios de las casas) que se consideran más vulnerables.
Se empieza en esa zona en vista de la sospecha de que la enfermedad se propaga por aquella franja costera. Se cree que el viento, los huracanes y otros fenómenos climáticos ayudar a la dispersión.
En dos o tres semanas se realizarán inspecciones en la zona norte del país, donde está casi la totalidad de las 27.000 hectáreas de plantaciones comerciales de naranja. Preparación. En agosto del 2009, el Gobierno emitió un decreto de prevención por medio del MAG, el cual facilitó el destino de recursos para prepararse ante el mal.
En el 2009 se invirtieron ¢31 millones y este año, ¢29 millones.
El SFE equipó los laboratorios para detectar la enfermedad en muestras, se compraron reactivos, se capacitó a técnicos y a productores en las regiones, y se editó material divulgativo, explicó Elizabeth Ramírez, jefa del departamento de Vigilancia y Control de Plagas.
Agregó que con esta preparación se espera al menos atrasar al máximo la llegada del dragón amarillo o huanglongbing (HLB) al territorio costarricense.