Cerca de 70 familias asociadas a Coopesilencio R. L. en Quepos, que se dedica a la producción de palma aceitera, principalmente, se cansaron de ver de lejos a los turistas que visitaban playas y parques.
Hace 12 años varias cooperativas fueron advertidas por el Instituto de Desarrollo Agrario sobre la necesidad de realizar actividades productivas sostenibles, con el fin de ser autosuficientes, o de lo contrario serían parceladas y disueltas.
La opción fue desarrollar planes de conservación, educación ambiental y ecológica.
Yanory León, encargada del proyecto turístico El Silencio, indicó que el lugar cuenta con 10 habitaciones, un centro de educación ambiental, y también alberga a las personas en casas particulares por tarifas que van desde los $15 diarios.
En ese lugar, el visitante conoce la forma de cosechar y procesar la palma aceitera, colabora con la lechería y en proyectos de rescate animal silvestre.
Aunque hay muchos proyectos cooperativos y de asociaciones, cada día crecen los privados, como La Casona, ubicado en La Fortuna de San Carlos.
Este sitio hospeda a sus visitantes en una casa que perteneció al exmandatario Rafael Iglesias (1894-1902).
El visitante ordeña en las mañanas, aprende a cocinar comidas tradicionales, siembra y arranca yuca y visita pulperías y escuelas rurales.
En el Caribe, durante casi 11 años la Standard Fruit también ha recibido a unos 100.000 visitantes nacionales, así como extranjeros que llegan en crucero a Limón y los llevan al " tour de banano", en el cual pueden conocer características de la fruta y de la forma de producirla.
La operación se realiza en fincas ubicadas en Sarapiquí y Bananito (Limón).
Esta actividad también involucra la participación en actividades de conservación.
Guido Pérez, promotor de Jumanji Lodge, en Tortuguero, Limón, dijo que el visitante se queda en un albergue o convive con algunas familias en casas, y puede actuar como guardaparques.