Se llama ingeniería del valor, al análisis de un objeto con el fin de sustituir alguna parte por otra de menor costo, pero que permita mantener la eficacia.
Las tijeras totalmente de metal, cumplen la misma función que las que tienen las agarraderas plásticas. Las hojillas de afeitar de los años 50 tenían varías veces más acero de alta calidad que las modernas y éstas son más eficientes.
La pregunta básica en esta ingeniería del valor es ¿cómo podemos lograr lo mismo con otros elementos? ¿Cuál es el verdadero objetivo? ¿Cuál es por ejemplo el objetivo de una puerta? Señalar un límite o impedir el paso.
Entonces da lo mismo que la puerta sea de hierro, de madera o electrónica, siempre que cumpla su objetivo.
Este enfoque tiene sentido en otros temas que no son materiales. ¿Cuál es el objetivo de ir al gimnasio? Mejorar el estado físico. Pero igual se lo puede mejorar si caminamos más cada día o dejamos de utilizar el elevador.
¿Cuál es el objetivo por el cual le piden bachillerato a un candidato a un puesto? No creo que sea que sepa álgebra elemental, que conozca la constitución política o que sepa quién fue Napoleón.
Muchos no bachilleres saben eso y muchos bachilleres no lo tienen tan claro.
Entonces esa es la razón de que se acepten equivalencias. Un autodidacta que desde los trece años no está en un aula puede tener conocimientos equivalentes a los de un bachiller.
Los distintos rasgos de una persona para optar a un determinado puesto pueden estar en diferente proporción que los de otra.
Alguien puede tener menos educación formal, saber menos inglés pero tener más experiencia. O alguien puede tener muy poca experiencia pero mucha capacidad para aprender.
Apegarse tozudamente a un requisito puede dejar sin oportunidad a candidatos valiosos, lo cual es una pérdida para esos candidatos, pero también puede privar a la empresa de su potencial.
La inflexibilidad simplifica los trámites pero la flexibilidad puede producir valor.
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