San José.
El sector lechero costarricense apenas inició programas para afrontar el desafío de la apertura comercial, a ocho años de que se supriman los aranceles para importar ese alimento en el marco del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana.
Ese pacto otorgó 10 años de gracia a los lecheros para prepararse y afrontar la competencia y otros 10 años de eliminación paulatina de los impuestos de entrada o aranceles.
La primera década ya pasó y de la siguiente, ya se está en la segunda fase de eliminación de los gravámenes de ingreso. En enero del 2016 se redujo el tributo de 65% a 58,5% y en enero de este año bajó a 52%.
El cronograma indica que en el 2025 el ingreso de leche y sus derivados (quesos, mantequilla, natilla y otros) de Estados Unidos quedará sin impuestos de entrada.
Leiner Vargas, economista del Centro Internacional de Política Económica de la Universidad Nacional (Cinpe-UNA), volvió a poner en alerta a los lecheros nacionales acerca de la cercanía de esa apertura y el tiempo perdido.
"El país tenía la tarea de mejorar el hato, los pastos, las cadenas de valor agregado, trabajar en los procesos de industrialización, de etiquetado, inocuidad, sanidad animal y vegetal, asociación entre productores para tener escalas de producción más altas e incursionar en los mercados en donde se tenía apertura, lo cual significa que la agenda de producción nacional no ha sido lo suficientemente fuerte", advirtió.
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En un reconocimiento a la necesidad de avanzar, el Gobierno actual se impuso la meta de elevar la productividad de la leche de vaca de 28 a 36,3 kilos por hectárea, por día, durante su administración. Sin embargo, ayer jueves no fue posible conocer el avance de la meta, pues se están replanteando los indicadores incluyendo como factores los precios de Estados Unidos y dando prioridad a los que influyen más en los costos, como la alimentación con forrajes (pastos) o con concentrados.
La poca preparación fue reconocida por José Antonio Madriz, presidente de la Cámara Nacional de Productores de Leche. Según Madriz, se han acercado en varias oportunidades al Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), como ente rector, para establecer planes conjuntos entre el sector privado, el Gobierno, las universidades y otros centros de investigación, pero el resultado es insuficiente.
Sin embargo, Mauricio Chacón, gerente del Programa Nacional de Ganadería Sostenible, adscrito al MAG, detalló que ya hay una estrategia nacional emitida en un decreto, de la cual varios programas están en marcha. Empero, reconoció que el decreto 39.482 no se publicó sino hasta el 19 de noviembre del 2016.
Financiamiento. Programas pilotos de mejoramiento en todas las regiones ya están en marcha, informó Chacón. Además, está en fase de preparación un plan de financiamiento para llevar la tecnología de las fincas piloto a las comerciales. Se finananciaría con recursos del Sistema de Banca para el Desarrollo y con alrededor de $25 millones de cooperación internacional no reembolsable.
Chacón se mostró optimista acerca del futuro de la actividad lechera en Costa Rica. La situación de Costa Rica con condiciones más frescas que el trópico convencional, la energía lumínica presente todo el año, el recurso hídrico que si se maneja bien es suficiente, una industria láctea bien organizada e integrada, un buen estatus sanitario y universidades con gente con mucho conocimiento son factores muy favorables, indicó.
Dijo que la producción del sector refleja que es pujante y con avance. El volumen en toneladas métricas creció sostenidamente desde el 2012, aunque tuvo una ligera caída el año pasado. Costa Rica es uno de tres países (Argentina y Uruguay) autosuficientes en leche y que deben exportar el excedente.
En iguales términos se pronunció la viceministra del MAG, Ivannia Quesada, para quien Costa Rica tiene condiciones para competir y especialmente si ofrece un producto diferenciado, que se logra con prácticas agrícolas de protección ambiental y equilibrando la huella de carbono.
Las empresas Dos Pinos y Lala consideraron, por separado, que el sector lácteo de Costa Rica puede competir frente a la apertura. La mexicana Lala estimó que el mercado local, por tener el consumo por persona más alto de Centroamérica y uno de los mejores del continente, es muy interesante, mientras que la costarricense Dos Pinos resaltó los ajustes que está realizando y cómo compite con otros jugadores, tanto en el mercado local como centroamericano.
Ajustes. La Cooperativa de Productores de Leche (Dos Pinos) aseguró que viene realizando cambios, tanto en la industria como en la producción con sus asociados, para afrontar, todavía mejor, la competencia.
Francisco Arias, gerente de Relaciones Corporativas y Ganaderas de Dos Pinos, aseguró que esa empresa compite con jugadores globales desde hace años, tanto en el mercado centroamericano como el nacional. Destacó el encadenamiento productivo que genera esa empresa asociativa, con lo cual prepara, dijo, a sus casi 1.400 productores asociados, con inversión en capacidades tecnológicas y productivas.
Consultado acerca de si el sector desperdició ya casi 12 años para prepararse hacia la apertura, Arias detalló que es claro el cambio experimentado por Dos Pinos en los últimos años, pero que la empresa no puede hablar por todo el sector.
Carlos Coto Güell, director de Negocios para Costa Rica del Grupo Lala, dijo que pese a la apertura, esa empresa mantiene el objetivo de utilizar materia prima local en cada operación internacional. Por eso, dijo, están modernizando y ampliando la planta que adquirieron en San Ramón, Alajuela.
Lala Costa Rica, agregó, no basará su funcionamiento en la importación de productos sino en su inserción en la cadena lechera costarricense.
Manifestó que por experiencia pueden asegurar que el tamaño de las empresas no es el principal indicador para competir, en alusión a las preocupaciones del economista Vargas en el sentido de que las nacionales son micro frente a las grandes multinacionales. Lo cierto, agregó, es que la apertura trae ventajas, pues las compañías se ven forzadas a elevar su competitividad.
La viceministra Quesada, en tanto, resaltó que en la estrategia establecida en noviembre del 2016 hay coordinación con los productores, universidades y centros de investigación, y que sus ejes principales son mejorar la productividad y reducir costos. En ese último aspecto, un factor crítico es la alimentación y, por eso, se estableció la Red Nacional de Forrajes, con participación de todos esos sectores.