Era el año 2003 y Bancrédito atravesaba una situación difícil, la mora aumentaba y la rentabilidad disminuía.
El Banco de Costa Rica (BCR) hizo una alianza estratégica con la entidad para ayudarle a bajar el costo operativo, también le vendió cartera de crédito y le compró el edificio del antiguo Banco Wyden para inyectarle liquidez.
Carlos Fernández, quien era el gerente del BCR en esos años, explicó que también se elaboró un proyecto de ley para que este intermediario adquiriera Bancrédito, pero la propuesta nunca llegó al Congreso.
“La Casa Presidencial conoció ese borrador de proyecto de ley, andaba buscando un momento oportuno (para presentarlo), pero, como decían por ahí y es un refrán que existe en Cartago: “si se cierra el Banco Crédito Agrícola de Cartago, correrá sangre por Ochomogo”, entonces eso a la Presidencia le preocupó”, contó Fernández.
El proyecto de adquisición no se concretó, pero Bancrédito recuperó sus números.
En el 2008, la entidad recibió además $17,5 millones como parte de una capitalización que el Gobierno hizo a los tres bancos estatales.
Ese mismo año, los diputados le dieron a Bancrédito otra ayuda importante.
En el Congreso se aprobó la Ley Sistema Banca para el Desarrollo (N.° 8.634), la cual creó el Fideicomiso Nacional para el Desarrollo (Finade), un fondo que surgía de la unión de otros. Uno de ellos era MAG-PIPA, que administraba Bancrédito.
En su transitorio II, dicha ley estableció que el Finade utilizaría la infraestructura del Fideicomiso MAG-PIPA, que administraba Bancrédito, por un plazo máximo de tres años, hasta que el Consejo Rector estableciera la operación de este fondo mediante licitación.
De esta forma, el Finade llegó a Bancrédito, el cual cobró comisiones por ¢12.318 millones durante el periodo que lo administró (del 2008 al 2013).
Como lo establecía la ley, tres años después se abrió el proceso licitatorio, se invitó a participar a los bancos públicos y ganó el BCR al cobrar una comisión más baja. En ese momento, el Fideicomiso era de ¢95.000 millones.
De esta forma, Bancrédito perdió la administración del Finade.
Así como estas dos ayudas, Bancrédito ha obtenido otros auxilios en el pasado. Algunos ejemplos son: la venta del edificio de su sede en San José al Banco Central, que luego volvió a comprar, la administración de las tiendas del IMAS (Instituto Mixto de Ayuda Social), que perdió pero luego recuperó, y la administración de impuestos del Gobierno.
Actualmente, Bancrédito vuelve a enfrentar dificultades financieras y las autoridades evalúan varias opciones, entre ellas, devolverle la administración del Finade.
La historia de ayudas abre la discusión sobre si una nueva garantizaría que la entidad salga a flote en forma definitiva y no dependa de la ayuda estatal .
Personas que han estado relacionadas con el Banco señalan diferentes dificultades que le impiden a Bancrédito superarse.
“La percepción que yo tengo (...) es que el Banco Crédito Agrícola no ha dado el salto para ser un banco competitivo, siempre ha sido el banco de Cartago, que depende de algunos salvavidas para poder subsistir”, comentó Fernández.
“Lo que se ha dificultado es la focalización del segmento; eso es lo que me parece a mí. Hay unos bancos corporativos, otros comerciales, otros tarjeteros; creo que ahí es donde pudo estar el asunto”, opinó el exgerente de la entidad, Guillermo Zúñiga.
El exgerente Max Alvarado señaló que salió de la entidad en el 2005 y las circunstancias del entorno y de la institución eran totalmente diferentes a las actuales, por lo que prefirió no referirse a su situación ahora.
Para Miguel Aguiar, director del Sistema de Banca para el Desarrollo y quien también laboró en Bancrédito, los problemas estructurales del Banco pasan por temas de modelo de negocio y, por ello, no hay garantía de que una nueva ayuda pueda tener éxito.
El ministro de Hacienda, Helio Fallas, reconoce esta historia y asegura que esta vez buscarán una salida definitiva y sostenible para la entidad.