En cuestión de seis años los hogares costarricenses duplicaron sus deudas para consumo.
Para el cierre del 2010, cada hogar en Costa Rica tenía, en promedio, una deuda de consumo de ¢1,8 millones; en el 2016 el monto subió a más del doble, ¢3,9 millones.
Esto, solo contando las deudas con intermediarios supervisados. A esa cantidad falta sumarle los préstamos personales con tiendas de electrodomésticos, prestamistas directos, asociaciones solidaristas, colegios profesionales y las casas de empeño, entre muchos otros, de los cuales no hay información.
Los créditos de consumo incluyen préstamos para viajes, vehículos, electrodomésticos, préstamos personales para cubrir gastos de salud o educación, por ejemplo. No contempla el crédito de las tarjetas.
Los intereses en este tipo de créditos suelen ser más altos. Vea tabla abajo
Por ejemplo, la tasa de interés promedio para préstamos de consumo en moneda nacional en la banca estatal fue, al 5 de setiembre, de 23,81%, el doble de las actividades productivas o vivienda, según la información que publica el Banco Central.
Ambiente ayudó. Para el analista Andrés Volio, quien ha alertado sobre el problema, la situación de la economía de los últimos años facilitó a las familias endeudarse para consumo.
“Un periodo relativamente extenso de estabilidad macroeconómica, con tasas de interés bajas y tipo de cambio casi fijo, ha facilitado el crecimiento del endeudamiento y podría ser que haya dificultado la percepción de los riesgos de endeudarse, sobre todo de los riesgos de incremento significativo en los costos de pagar un crédito, sea por variaciones en las tasas de interés o del tipo de cambio”, manifestó Volio.
Obtener un crédito para consumo es fácil. Según un sondeo realizado por este diario en entidades dentro y fuera del sistema financiero, los requisitos son sencillos.
En las entidades supervisadas piden constancia salarial, fotocopia de la cédula y autorización para consultar al Centro de Información Crediticia de la Sugef. En las demás, la cédula, comprobante de ingresos y un periodo de estabilidad laboral.
Problema potencial. Si bien el consumo trae bienestar a los hogares, el problema surge cuando la falta de información de los prestamistas estimula familias con exceso de endeudamiento, en un contexto actual de aumento en tasas de interés y presiones sobre el tipo de cambio.
Para las entidades es difícil medir el endeudamiento total de los hogares pues lo que presta el sector no supervisado no se encuentra registrado.
Volio define el sobrendeudamiento como la posición en la que se pierde la capacidad de atender las obligaciones financieras, sin reducir el estándar de vida por debajo de un mínimo aceptable, o implica dejar de atender necesidades básicas.
Si las familias comienzan a enfrentar problemas de pago eso puede generar un problema al sistema financiero y al país, por ello, las autoridades financieras han tomado medidas en los últimos cuatro años para mitigar los riesgos, según explicó el superintendente general de Entidades Financieras, Javier Cascante.
Algunas de esas medidas son: estimaciones según el ciclo económico (aumentan más cuando la producción crece menos), mejoras en la gestión y otorgamiento crediticio, la promulgación de una normativa sobre gobierno corporativo y mayores estimaciones en moneda extranjera.
Para Cascante, los agentes económicos (personas o empresas) que incrementan su exposición crediticia a base de consumo, deben considerar que estos riesgos erosionan su capacidad de pago, con lo cual la educación financiera se convierte en un elemento clave en el manejo de las finanzas personales.
El crédito de consumo representa casi la tercera parte de los préstamos otorgados por el sistema financiero, pero hay matices según cada tipo entidad,
En el caso de las cooperativas, la Sugef y la empresa calificadora Fitch Ratings han llamado la atención por la alta concentración que tienen en esta modalidad de préstamos.
En algunos créditos para consumo no hay un bien que responda por la operación, lo cual dificulta a la familia entregar el activo para reducir la deuda y, generalmente, tampoco cuentan con fiadores.
El economista y exbanquero, Gerardo Corrales considera que si las empresas que prestan dinero lo hacen a tasa fija y suben las tasas de interés, y ellas han obtenido crédito a tasas variables, entonces son las compañías las que pueden enfrentar los problemas de pago.
Añadió que en Chile hubo un problema de quiebras bancarias por un almacén de electrodomésticos que entró en problemas. A raíz de esta situación Chile hizo una reforma en la cual amplió la información disponible en la central de deudores con el sector que no estaba registrado. Corrales considera que Costa Rica podría hacer una reforma similar y Cascante ve la idea con buenos ojos.
Otra área que se debe estudiar, según Corrales, es el arbitraje regulatorio, en el sentido de que a una persona que va a un banco a pedir un préstamo de consumo le solicitan más información que a la que va a un almacén, por ejemplo, lo cual hace que las personas se inclinen por este último tipo de opciones de financiamiento.