“¡A la izquierda... más arriba! ¡Ya, ahí se ve bien!”. Los gritos iban dirigidos a Josué Bustos de la pescadería El Marisco, en el Mercado Central de San José, quien colocaba rótulos de descuentos y globos para aprovechar ayer el vienes negro.
“Entre el sábado y el domingo se harán degustaciones y se incluirán otras ofertas para los consumidores. La mariscada está más barata, pues bajó de ¢4.500 el kilo a ¢2.940”, contó Adrián Gutiérrez, propietario del local.
La fiebre de ofertas no llegó solo a los grandes almacenes de electrodomésticos y de departamentos. Comercios pequeños en diversas partes del país se sumaron a las promociones.
También abrió el espacio para servicios conexos, como los guachimanes, quienes apartaron lugares en los alrededores de los principales centros comerciales a la espera de clientes, a quienes le cobraron entre ¢2.000 y ¢1.000 por cuidarle el carro, “o lo que me quieran dar”, como decían en tono de oferta.
“Lo que queremos es ganarnos algo, no estafar a la gente”, dijo Nelson Guillén, quien se juntó con un par de amigos para tomar un terreno baldío a 100 metros de las instalaciones de Play Zapote, improvisar un parqueo y hacer su viernes negro. El terreno lo apartaron desde la noche del jueves. Ya tienen experiencia, lo hacen todos los años.
“Tenemos que cuidar el campito, porque la lucha es ruda”, dijo.
Premio. La larga jornada de compras también tuvo como protagonista al estudiante Jorge Hernández de 12 años.
Él viajó el jueves por la tarde desde Pérez Zeledón al Mutiplaza Escazú con el objetivo de comprarse el Play Station Vita. Ese fue su premio por obtener buenas notas durante este año, contó su madre Stephany Hernández.
“Dormí en el carro y mi mamá me trajo comida. Me compré el Play que quería”, dijo el joven.
Las universitarias Valeria Corea y Mercedes Porras se ausentaron de sus clases por motivos personales –dijeron entre risas– para poder disfrutar los descuentos en la tienda Forever 21, ubicada en Lincoln Plaza.
“Sabíamos desde hace varias semanas que teníamos que aprovechar el viernes negro para comprar”, afirmó Corea, quien vive en San Pedro, en Montes de Oca.
Las jóvenes tardaron varias horas comprando artículos como blusas y pantalones, pero no pudieron medirse nada por las filas en los vestidores. Colaboró Marvin Barquero, kattia bermúdez y Mayela López