En China, la batalla de los teléfonos inteligentes solía ser entre Samsung y Apple. Ya no.
En el verano, una compañía china, Xiaomi, subió al lugar número uno en el competido mercado de China y, en el proceso, se convirtió en el tercer fabricante de teléfonos más grande del mundo.
Fundada en el 2010 como una empresa emergente para vender teléfonos diseñados elegantemente, a precios baratos, por Internet, Xiaomi, sin duda, llegó tarde al juego. Su primer aparato salió más o menos al mismo tiempo que el iPhone 4S.
Sin embargo, una ingeniosa estrategia de medios sociales y un plan de negocios en el que se enfatizaba en la venta de servicios que funcionan en el aparato, ayudaron a que Xiaomi lograra tener un apoyo frenético de los jóvenes chinos a la moda.
Dado que se espera que la gente en China compre 500 millones de teléfonos inteligentes en el 2015, Xiaomi está posicionada para cimentar su sitio como uno de los fabricantes de teléfonos más poderosos en el mercado más importante del mundo.
Los fundadores de la compañía, que incluyen al emprendedor chino Lei Jun y al exejecutivo de Google, Lin Bin, esperan que el estatus los ayude a llevar su marca al ámbito mundial.
Si bien Xiaomi ya vende internacionalmente, el año entrante será la verdadera prueba de si puede continuar su ascenso más allá de China.
Al evitar mercados como Estados Unidos y Europa, Lei y Lin se concentran en enormes países en desarrollo, como Brasil e India. Y esperan usar las redes de comercio electrónico para vender teléfonos baratos y de alta calidad, y recrear su éxito chino.
Sin embargo, existen retos considerables. De hecho, Xiaomi todavía no tiene una cartera de patentes, por lo cual es vulnerable a las demandas legales de sus competidores. En diciembre, se bloqueó temporalmente a la compañía en India debido a una querella por patentes interpuesta por el fabricante sueco de telecomunicaciones, Ericsson. Y otros fabricantes de bajo costo en China tienen la misma idea en cuanto a meterse en esos mercados emergentes.
“Venderles el teléfono a los usuarios es un buen comienzo, pero, de hecho, no es donde termina el negocio”, dijo Lin en una entrevista reciente. “En realidad, es el comienzo del negocio. Es después de que el usuario compra el teléfono y empieza a usarlo, que se generará el valor extra”.
Las asombrosas similitudes entre las muy concurridas ceremonias para el lanzamiento del producto de Xiaomi y la planeación muy cuidadosa de las actividades mediáticas de Apple han significado que se describa a Xiaomi con la Apple de China, en gran medida exitosa porque, dicen algunos expertos, produce imitaciones baratas de los teléfonos de alta calidad de Apple y de Samsung.
No obstante, la compañía es más que una imitadora. En su modelo de negocios y su márquetin, Xiaomi ha sido más innovadora que todas las compañías que han llegado a China.
El enfoque de primero Internet le ha ganado a Xiaomi el mayor galardón que puede recibir una compañía en China: sus rivales ahora la están copiando.
Los muy conocidos fabricantes de equipos de telecomunicaciones Huawei y ZTE tienen líneas de teléfono que venden principalmente en Internet.
Empresas como OnePlus y Smartisan también se centran en productos bien diseñados, con componentes de alta calidad y los venden a un precio relativamente bajo.
Esa imitación podría resultar ser peligrosa. Los analistas indican que Huawei y Lenovo pueden usar su control sobre la manufactura de partes que van dentro de los aparatos para obtener una ventaja de costo.
Y es difícil mantener la genialidad. Luo Yonghao, el jefe de Smartisan, por ejemplo, ha forjado un nombre para su compañía con anuncios de sus productos que se parecen a rutinas de monólogos humorísticos. Los actos son tan populares que la compañía cobra la entrada.
Sin lugar a dudas que los competidores tratan con respeto a Xiaomi. Li Nan, el vicepresidente de su rival Meizu, equipara la devoción de los seguidores de esta con una religión.
“Los fans de Xiaomi tienen un alto nivel de organización”, notó. “Les encanta Xiaomi. Es una forma de idolatría”.
Han Yu, un muchacho de 24 años que estudia una maestría, es uno de esos idólatras.
El, junto con otras decenas de miles, ayuda a que Xiaomi pruebe su interface del usuario buscando virus y haciendo sugerencias. Han modera varias páginas en el foro en línea de la compañía, en el que hay un promedio de 200.000 publicaciones al día.
Gran parte de su vida personal gira en torno a Xiaomi, y dice que ha hecho amigos así. “Realmente disfruto la sensación de la participación”, dijo Han.
Pese a su éxito, la compañía contrató a Hugo Barra, un viejo amigo de Lin, de Google, para dirigir la expansión internacional de la empresa. Usando los medios sociales para difundir los lanzamientos de los productos y las fiestas, Barra ha abierto diversos mercados en Asia.
Si bien algunos aspectos del modelo de negocios de Xiaomi aprovechan las peculiaridades de China, Lin dijo que cree que puede funcionar en ultramar.
En particular, comentó que la compañía se dirigirá a mercados con poblaciones grandes, una infraestructura de comercio electrónico ya desarrollada y operadores de telecomunicaciones débiles.
“Yo pondría a China en el número uno, a India en el dos, a Indonesia en el tres, y, luego, con suerte, seguir con Brasil y Rusia”, explicó. “Los países desarrollados con redes de operadores estrictamente controladas no están entre los primeros cinco”.
Los países que Lin identifica tienen poblaciones grandes que todavía no han comprado su primer teléfono inteligente, lo que significa que Xiaomi cuentan con posibilidades.
No obstante, los analistas dicen que la empresa tendrá que ser hábil al adaptarse a las demandas locales.
Por ahora, a los inversionistas les agradan sus posibilidades.
La banca de inversión ya se está acercando a la compañía antes de una posible oferta pública inicial de acciones, que gente dentro de ella dice que probablemente todavía falten años para eso.
“Los banqueros tratan a Xiaomi como el próximo Alibaba”, dijo un banquero en inversiones, quien hizo comentarios en forma anónima porque la política de la compañía le prohíbe hablar con los medios informativos.