San José.
La Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) desarrolla un plan para realizar una supervisión diferenciada de las asociaciones solidaristas de Costa Rica, las cuales actualmente no son sometidas a esa vigilancia por un acuerdo tomado desde 1995.
"En algún momento cercano habrá supervisión sobre ese grupo porque es un actor importante del sistema financiero", señaló Javier Cascante, superintendente de la Sugef.
Efectivamente, el propio sector solidarista de Costa Rica calcula que maneja actualmente una cartera total de créditos de $2.000 millones, con lo cual casi iguala el volumen de préstamos de los siete bancos privados más pequeños del país.
Ese volumen de préstamos de las asociaciones solidaristas representa un tercio del total del patrimonio de dichas entidades, calculado en $6.425 millones al finalizar el 2016, según datos solicitados al Movimiento Solidarista Costarricense.
Las agrupaciones de ese tipo se inscriben en el Ministerio de Trabajo, donde hay registradas 1.270, las cuales representan a 339.700 trabajadores afiliados, de acuerdo con esa fuente de cifras.
Cascante aclaró que se les tiene que aplicar un sistema de supervisión diferenciado, pues realizan más que préstamos, ya que tienen negocios de diferente índole autorizados por la ley. Por eso, dijo, se analiza con cuidado el proyecto que ya está en consulta con el Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif).
"Será un valor agregado tanto para las asociaciones como para los afiliados, que les dará garantía", detalló el supervisor.
Explicó que la Ley Orgánica del Banco Central de 1995 estableció que esas asociaciones son sujetas de supervisión, pero también permitió que se tomara un acuerdo para exonerarlas. Por eso, hasta hoy no son sujetas de vigilancia. "Pero la realidad de hoy es diferente a la de hace 20 años", enfatizó Cascante.
Dijo que primero hay que conocer al sector, luego concientizarlo acerca de la importancia de la supervisión y de la diferenciación que habrá respecto a la que se hace con los bancos.
Enfoque
Las asociaciones solidaristas son un sistema de afiliación de trabajadores en el cual el integrante aporta un mínimo del 5% de su salario y el patrono una parte igual o superior (según se acuerde) como adelanto de la cesantía. Los dos aportes se convierten en ahorro del trabajador. Tuvo su origen en 1947, cuando Alberto Martén dio a conocer su Plan de Capitalización Universal.
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Raúl Espinoza, presidente del Movimiento Solidarista Costarricense, explicó que más allá del volumen notable de la cartera crediticia estimada para ese sector, que agrupa a trabajadors públicos y privados, se destaca el enfoque social de los préstamos, en los que resaltan los rubros de educación, salud y vivienda.
Sin embargo, declaró, no es posible determinar con certeza cuánto es el volumen de los préstamos dedicados a cada actividad, pues los rubros de vivienda y compra de automóviles tomaron fuerza en los últimos dos años.
Recordó que el Movimiento realiza en este momento un censo del sector, que está en su diseño final y dará datos certeros acerca de la desagregación de la cartera de créditos.
El Movimiento Solidarista Costarricense agrupa actualmente a 608 asociaciones (alrededor del 47% del total), las cuales representan a 193.493 trabajadores afiliados, es decir, cerca del 56% del total de solidaristas de Costa Rica.
Espinoza puso de nuevo en la mesa la cifra de $908 millones repartidos como excedentes por las asociaciones a sus afiliados en el 2016, una suma que representó el 59% del total de los aguinaldos entregados a los trabajadores costarricenses el año pasado.
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De esos excedentes, los trabajadores aportaron un 5% como impuesto único al fisco. Eso significó una suma de $45 millones para el 2016, detalló el informe solicitado al movimiento.
El sector estima que se mantendrá el crecimiento en los próximos años, en particular porque ese sistema tomó auge en la última década en las entidades del sector público, donde hoy tiene una penetración de apenas 8% del parque empresarial.
Por otra parte, Espinoza declaró que para incrementar la cantidad de afiliados y asociaciones, se requiere reducir el tope mínimo legal de 12 afiliados para formar una asociación, debido a la gran cantidad de micro, pequeñas y medianas empresas en el país. Sin embarg, para eso se requiere una reforma legal cuya fecha de presentación está en análisis.
Impacto social y empresarial
Aparte del ahorro para el trabajador, las asociaciones tienen programas de impacto social como otro de sus pilares para atraer afiliados. La Asociación Solidarista de Empleados de Chiquita Brands, por ejemplo, tiene vigente un aporte de ¢150 por cada salario del trabajador con el fin de financiar programas de educación, de asistencia a enfermos, de ayuda a incapacitados y de emergencias famliares.
La administradora de ese grupo, Jéssica Durán, explicó que en este momento tienen 1.880 afiliados de 28 centros de trabajo diferentes o fincas bananeras, ubicadas desde Sarapiquí hasta el Valle de la Estrella.
Rafael Vanegas, presidente de la Asociación Solidarista de Empleados del Banco de Costa Rica, explicó que el trabajo está enfocado en dotar de vivienda, promover la educación, readecuar obligaciones con otros entes financieros y atender la salud de los asociados y su núcleo familiar.
Mientras tanto, las asociaciones solidaristas de Ferreterías Epa, de Stanadar Fruit Company y de Compañía de Galletas Pozuelo, se unieron para desarrollar un biodigestor y generar energía. Este proyecto surgió ante la necesidad de reducir la contaminación con la broza del café y el pinzote del banano, que se procesará con este proyecto.
Este proyecto se encuentra en desarrollo con apoyo del Instituto Tecnológico de Costa Rica.
Por su parte, la Asociación Solidarista de Laboratorios Stein S. A. y Afines mantiene una huerta para vender a mejores precios a los asociados, así como con una lavandería, servicios de limpieza, venta de productos de Laboratorios Stein y transporte.
La Asociación Solidarista de Empleados de Más x Menos (actualmente de Walmart) detalló que su enfoque está en apoyar con fondos no reembolsables la educación de sus asociados, por el tipo de población a la que llegan. Tres de cuatro programas de asistencia social promueven obtener licenciaturas o bachilleratos universitarios y también bachilleratos de educación media. Esta organización tiene un promedio de 14.200 asociados.
Espinoza recordó que también hay asociaciones con centros educativos infantiles tipo guarderías y otras que realizan descuentos de factura de proveedores de las mismas empresas. Algunas manejan comedores empresariales.