Recientemente varias organizaciones, con apoyo de la cooperación internacional, concluyeron un proyecto encaminado a reducir el consumo de electricidad en el sector hotelero, y lograron identificar una serie de acciones concretas para reducir el pago de esta factura hasta en un 25%.
En los últimos años la “industria sin chimeneas” se ha convertido en una de las fuentes generadoras de riqueza y empleo más importantes para el país, razón suficiente para apoyar cualquier esfuerzo que cuide a este pujante sector, cuyo impacto positivo sobre miles de hogares se palpa con facilidad.
Basta con darse una vuelta por zonas como Jacó, Tamarindo, o La Fortuna –para citar apenas tres ejemplos– para notar que estamos frente a uno de los sectores más dinámicos de la economía costarricense.
En el caso de ese proyecto específico quedan varias lecciones. En primer lugar, la recuperación de las inversiones en equipo para ahorrar energía se recupera en plazos relativamente cortos, lo cual es un incentivo para modificar las decisiones corporativas en relación con el consumo de energía.
Además, es posible lograr esa meta manteniendo los actuales parámetros sin afectar la calidad del servicio a los huéspedes. Es más, aquellos hoteleros que logren compatibilizar su gestión administrativa con una política energética responsable obtienen una mejor imagen que tendrá repercusiones positivas en el marketing.
La primera fase del plan dejó muchas enseñanzas para continuar en la búsqueda de una sola meta: aportar elementos concretos para integrar un mercado para la eficiencia energética en la industria eléctrica nacional.