El tipo de cambio real es el precio relativo de los bienes del país extranjero expresado en términos de bienes locales.
Este indicador macroeconómico, que en su fundamento teórico relaciona los precios de los bienes transables y los precios de los bienes no transables en una economía abierta, es en la práctica un índice sencillo y de gran utilidad.
Si bien se pueden realizar estimaciones estadísticas sofisticadas para calcular el tipo de cambio real, también es posible aplicar una simple regla aritmética para construir un índice aproximado y monitorear nuestra paridad real con aquellos socios relevantes.
Podemos tener un cálculo de referencia tomando la inflación externa, le sumamos la tasa de variación del tipo de cambio nominal, es decir, la devaluación, y le restamos la inflación local. Así por ejemplo, si en un período comparable la inflación de Estados Unidos es del 2%, la devaluación colones-dólar es un 9% y la inflación local en Costa Rica es del 11%, la variación del tipo de cambio real bilateral resultante es cero, manteniéndose
la paridad real bilateral.
Las variaciones del tipo de cambio real pueden deberse tanto a variaciones en el tipo de cambio nominal como a los precios internos. El cambio en la canasta de productos para medir el índice de precios al consumidor, y el anuncio del Banco Central sobre el sistema de bandas cambiarias que estará funcionando a finales del año, son dos hechos que se conjugan en la estimación del tipo de cambio real y nos sugiere seguirle con más interés el pulso a este indicador.
Aunque muchas veces este indicador se interpreta como un índice de competitividad, es muy importante recordar que el Banco Central no tiene herramientas para afectar el tipo de cambio real de tendencia por cuanto esta es una variable real y no depende de variables monetarias.
Al final son los fundamentos reales los que determinan la competitividad y en este sentido el tipo de cambio real es una variable que depende de la competitividad.