La reserva del régimen de pensiones de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) corre riesgo de agotarse a partir del 2023.
Así se detalla en el Informe final Valuación actuarial al IVM, realizado por el actuario argentino Eduardo Melinsky del cual tiene copia La Nación .
En el escenario más optimista proyectado en el informe, los recursos alcanzarán para pagar pensiones hasta el 2028.
La reserva del IVM es un fondo que tiene como fin el pago de beneficios futuros. Actualmente los recursos ascienden a ¢1,9 billones, según datos de la Caja.
La reducción acelerada ocurre porque los ingresos del régimen serán insuficientes para cubrir el gasto, entonces se usan los recursos ahorrados por el régimen, determina el estudio independiente de 121 páginas.
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El denominado momento crítico, cuando la reserva es negativa, ocurrirá dos décadas antes de los estudios de la CCSS.
Una vez que ocurra dicho supuesto, el régimen contará solo con los aportes corrientes de los trabajadores, patronos y el Estado. Si estos recursos son insuficientes para pagar las pensiones, el Gobierno deberá poner el dinero faltante, pues el IVM tiene garantía estatal.
El artículo 177 de la Constitución Política obliga al Estado costarricense a asumir el faltante de recursos, si es necesario.
Para darle sostenibilidad al régimen, el informe de Melinsky recomendó elevar el aporte obrero-patronal y las cuotas mínimas para pensionarse. Sin embargo, descartó variar la edad de jubilación, actualmente en 65 años.
El presidente Luis Guillermo Solís reconoció que la insuficiencia de recursos del IVM es un tema crítico que será necesario discutir pronto en el país.El mandatario catalogó de medular este estudio para tomar las decisiones necesarias al sistema. Él se refirió al tema tras ser consultado por La Nación sobre la relevancia del informe; pero sin conocer sus conclusiones.
En análisis. Melinsky remitió su estudio final, el pasado 27 de julio, a la comisión técnica compuesta por miembros de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y la Superintendencia de Pensiones (Supén).
Ambas entidades públicas contrataron el estudio, por un valor de $125.000, con el fin de zanjar sus diferencias sobre la sostenibilidad del régimen.
Para contrastar la validez técnica y metodológica del informe, contaron con el asesoramiento del Departamento de Ciencias Actuariales de la Escuela de Matemática de la Universidad de Costa Rica (UCR). Los especialistas de la UCR entregaron su informe de revisión la primera semana de agosto, tras un proceso de acompañamiento de seis meses.
Álvaro Ramos, superintendente de Pensiones, afirmó que ni la Supén ni la CCSS emitirán criterio sobre el informe de Melinsky pues el proceso de revisión aún no ha finalizado.
“Elaborar un reporte periodístico con base en un estudio actuarial, cuya validación está en proceso, puede inducir a error al público por cuanto no hay garantía de que dicho estudio refleje la situación real del régimen ni que sea de utilidad para la toma de decisiones respecto de los ajustes que el régimen pueda requerir”, reprochó el funcionario cuando fue consultado por La Nación .
Por su parte, Jaime Barrantes, gerente de Pensiones de la Caja, dijo que hacer cualquier manifestación sobre el informe no es procedente, pues está en proceso de validación técnica. Añadió que aún no tienen certeza de si el documento refleja la situación financiera y actuarial del sistema.
“Concluida esta etapa de revisión, se definirá en forma conjunta y consensuada (entre Caja y Supén) la forma en que la información del estudio actuarial será divulgada”, señaló Barrantes.
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Proyección. Este estudio al IVM analizó la sostenibilidad a largo plazo.
El análisis hizo dos tipos de revisiones. En una, denominado proyecciones demográficas y financieras, se determinó los ingresos, gastos, cantidad de beneficiarios y evolución de la reserva en un plazo de 75 años.
En el segundo análisis, conocido como de balances actuariales, se calculó los flujos futuros de ingresos y gastos y se determinó el déficit acumulado del fondo a valor presente por 75 años.
El resultado es que el régimen tendrá una insuficiencia de recursos de entre ¢25 billones y ¢202 billones en el escenario catalogado como medio con población abierta, el más probable.
La fuerte variación del déficit actuarial ocurre porque se proyectan siete supuestos de crecimiento del fondo, con tasas de interés reales del 2% y hasta el 6%.
Para realizar el trabajo, el actuario recibió de la Caja la información de cotizantes, ingresos, gastos y la evolución de salarios y las inversiones de la reserva con corte al 31 de diciembre del 2013.
Luego, la Caja y la Supén dictaron los supuestos básicos para efectuar las proyecciones de tres escenarios: bajo o pesimista; medio o real y alto u optimista.
Fondo maduro. La razón principal del deterioro del IVM, según el estudio de Melinsky, es que el fondo está en un momento acelerado de incremento en la cantidad de nuevos jubilados.
El régimen tiene hoy 224.000 pensionados; pero cada año se incorporan más de 1.500 nuevos jubilados al régimen, según los estudios financieros del IVM.
El estudio independiente muestra que, al 31 de diciembre 2013, el 63% de los 1,5 millones de afiliados al IVM cotizaron de manera ininterrumpida ese año.
Este grupo de cotizantes contaba, en promedio, con 40 años en ese momento y tendrán la edad para jubilarse a partir del 2040.
Tal situación pondrá presión al flujo de caja futuro del fondo.
Por otra parte, actualmente, hay una paridad entre ingresos y egresos en el IVM, por cada ¢1 que se aporta se paga la misma cantidad, según el informe actuarial.
Sin embargo, en el futuro, el gasto del fondo por pago de pensiones superará hasta en cinco veces los ingresos del régimen.
El estudio propone que se exploren fuentes adicionales de ingresos para el régimen, aunque reconoce los límites actuales en el país para realizar una mayor aportación al sistema por parte de los contribuyentes.
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