El bitcóin, una moneda virtual o encriptada (codificada), que nació en el 2009, poco a poco comienza a asomarse en las transacciones económicas de los costarricenses.
En el país ya existe una Comunidad Bitcóin, compuesta por cerca de 500 personas, la cual se reúne desde marzo pasado y está en proceso de inscribirse como asociación, se llamaría Asoblockchain, según contó Otto Mora, especialista en blockchain (cadena de bloques) y representante de esta comunidad.
En la comunidad participan tecnólogos, personas del sector financiero, algunos extranjeros, pero, según Mora, la mayoría son costarricenses.
Dicha comunidad probó, en su reunión del miércoles 6 de diciembre, el primer cajero que venderá criptomonedas en Costa Rica.
Xavier Fernández, representante de la compañía Edenia, la empresa que trajo el cajero al país, explicó que se trata de una máquina expendedora de criptomonedas que estará ubicada en el edificio Trifami y que la están configurando para que pueda recibir pagos en colones y las personas puedan comprar ¢5.000 o ¢10.000, por ejemplo, en criptomonedas.
Aunque apenas empiezan a manifestarse en Costa Rica, los activos digitales son, en este momento, el punto central de un fuerte debate en el mundo, en especial el bitcóin, debido a su fuerte aumento de precio, sus oscilaciones y las voces a favor y en contra de su seguridad.
En el caso del bitcóin, el precio rebasó esta semana los $17.000 en los mercados internacionales, pero se pueden adquirir fracciones del mismo.
Ante la presencia de esta criptomoneda en Costa Rica, el Banco Central lanzó la advertencia el pasado 9 de octubre de que los habitantes que adquieran monedas digitales lo hacen bajo su propia cuenta y riesgo, pues no están respaldadas por la entidad.
“Toda persona que adquiera este tipo de activos digitales, ya sea como forma de ahorro o con el interés de usarlo como medio de pago, y aquellos que lo acepten con esa función en transacciones comerciales, también lo harán bajo su propia cuenta y riesgo, advirtiendo de que estarán incurriendo en operaciones no contempladas por las regulaciones bancarias ni por los mecanismos de pago autorizados por el Banco Central de Costa Rica”, señaló la entidad.
Fernández explicó que esta máquina expendedora de criptomonedas es más una forma de experimentar y educar a las personas sobre el tema, pues estas monedas se pueden traer al país desde las computadoras personales de las casas.
Señaló que el bitcóin es una tecnología global donde cada país va a tener que definir su posición y por ello es importante educarse en ella.
Mora explicó que en el grupo también hay personas que comercian bitcoines y que hay un sitio web llamado bitmae.com, que vende esta criptomoneda.
Añadió que en el grupo también hay personas que al ofrecer sus propiedades aclaran que reciben bitcoines como pago.
Esta criptomoneda pone en una situación incómoda a los bancos centrales que son los que emiten las monedas, pero también es algo difícil de regular pues son transacciones entre privados.
Se consultó al Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero sobre el tema, pero este viernes 8 de diciembre no fue posible tener respuesta.
Fuertes oscilaciones
En el mundo, reportó ayer la agencia AFP, el bitcóin enfrentó el viernes 8 de diciembre fuertes variaciones, y la cotización de la más importante de las criptomonedas difería considerablemente según las plataformas donde se negociaba.
En una de las mayores plataformas, Coinbase, el curso de la moneda virtual llegó incluso a los $19.700.
El bitcóin no ha dejado de crecer en los últimos meses. A mediados de octubre se pagaban apenas $5.000 por una unidad.
A principios de este año se negociaba a $1.000, pero su valor se ha multiplicado por 15, una subida alentada por el interés de los mercados estadounidenses, que tienen previsto lanzar a mediados de este mes contratos de futuros que permitirán especular sobre su precio. Estos nuevos productos financieros dan credibilidad a la moneda virtual.
Muchos economistas, como los nobel Joseph Stiglitz y Jean Tirole, han advertido de una burbuja que podría “estallar”.