Nueva York (AFP). Un año después de que saliera a luz la mayor estafa de la historia de Wall Street, las víctimas de Bernard Madoff corren el riesgo de no poder recuperar los miles de millones de dólares que le confiaron y nunca fueron invertidos.
Madoff, de 71 años, fue condenado en junio pasado a 150 años de prisión.
Mucha tinta fluyó desde que un comunicado conjunto de la fiscalía y el FBI anunciaba lacónicamente el 11 de diciembre de 2008 la detención en la víspera de este venerado hombre de finanzas, ex presidente del Consejo de Administración del mercado electrónico Nasdaq y asiduo a canchas de tenis y golf en Long Island y Palm Beach.
Según el documento, Madoff se dirigió inesperadamente a sus empleados declarando que "estaba acabado, no tenía nada más y había perdido cerca de 50.000 millones de dólares".
Reveló entonces que durante décadas administraba una sociedad fraudulenta bajo el 'esquema Ponzi' o 'piramidal', que pagaba rentas muy elevadas a sus inversores con fondos de nuevos clientes.
El impacto se propagó al mundo entero a medida que se conocía la cifra y a los afectados: miles de personas, millonarios y celebridades, al igual que bancos, universidades, fundaciones de caridad, habían confiado fondos a Madoff.
En su momento se habló se cifras siderales, de hasta 65.000 millones de dólares, pero el ejecutor judicial Irving Picard, encargado de analizar los bienes del estafador y su familia y recolectar el dinero, estimó recientemente que los inversores perdieron efectivamente unos 21.200 millones de dólares.