La pobreza general sigue estancada en el país, pero dentro de esta estadística, los hogares con ingresos insuficientes incluso para comprar la comida básica, presentan una tendencia creciente entre el 2010 y el 2015.
Según los datos que divulgó este jueves el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el porcentaje de hogares pobres pasó de 22,4% en el 2014, a 21,7%, en este 2015.
Annia Chaves, coordinadora de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), de la cual surgen estos resultados, explicó que la reducción no es estadísticamente significativa, esto debido a que el dato cae dentro del margen de error del estudio.
El Gobierno, por su parte, emitió un comunicado en el cual resaltó la baja en la pobreza.
¿Qué es? La definición de pobreza usada en esta medición son todos aquellos hogares cuyo ingreso por persona, al mes de julio de este año, fue menor a ¢107.293, si el hogar está en zona urbana o, de ¢82.418 si está en zona rural. Los montos cubren la comida básica más otras necesidades fundamentales, como ropa o vivienda.
No obstante, hay hogares cuyos ingresos no alcanzan ni siquiera para la alimentación: son los pobres extremos. Esos reciben, por persona, menos de ¢49.067 en la zona urbana y ¢40.673, en la rural.
Este es el caso de Francisco Vargas Vargas, de 61 años, y su esposa Isabel Jiménez Quesada, de 52, quienes tienen dos hijos, una muchacha de 28 años, con una enfermedad mental y un joven de 16. Ellos viven en El Plomo de Pocosol de San Carlos.
Don Carlos labora ocasionalmente y cuando consigue trabajo gana unos ¢40.000 por semana, que son cerca de ¢160.000 al mes, lo cual, dividido por cada miembro de la familia, apenas llega a unos ¢40.000 por cada persona.
Con este ingreso comen “salteado”, reconoció Vargas.
Ellos recibieron ayuda del Estado con un lote para construir su casa; no obstante, no tienen dinero para comprar los materiales.
¿Por qué sube la miseria? Chaves explicó que los datos reflejan que estas familias reciben ayuda del Estado; pero su principal ingreso proviene del trabajo y es lo que buena parte de ellos no tienen.
“En los datos se ve que hay un aumento importante en las transferencias del Gobierno, en becas y subsidios; sin embargo, pesan tan poquito y lo más importante es el empleo”, indicó.
Los niveles de desempleo entre las personas que provienen de hogares en extrema pobreza son cinco veces más altos que la pobreza general del país.
Según la Enaho, en el 2015, el desempleo general es de 8,5% y en las personas pobres llega a 42%. Casi uno de cada dos que busca trabajo, no lo encuentra.
El ministro de Desarrollo Humano e Inclusión Social y presidente ejecutivo del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), Carlos Alvarado, señaló que los hogares en extrema pobreza tienen muchos factores que les dificultan conseguir trabajo, por ejemplo, más personas con solo estudios de primaria, tienen más niños y más familias con jefas de hogar.
El Gobierno, agregó Alvarado, hace esfuerzos para que los niños de estas familias sigan estudiando y por capacitar a los adultos para facilitarles buscar empleo.
“Por eso es tan importante lo que busca hacer ‘Puente para el Desarrollo’, que es poder encadenar a la gente en pobreza extrema con capacitación y con el mercado laboral”, dijo el funcionario.
Puente para el Desarrollo es la estrategia del Poder Ejecutivo para reducir la pobreza.
La propuesta procura atender a las familias pobres desde un enfoque multisectorial e interinstitucional, garantizando el acceso al sistema de protección social, al desarrollo de capacidades, al vínculo con el empleo, a las ventajas de la tecnología, a la vivienda digna y al desarrollo territorial.
Este programa fue lanzado en marzo del 2015 y la Encuesta de Hogares se realizó en julio, por lo que Alvarado consideró que es temprano para ver los resultados. Colaboró Carlos Hernández, corresponsal en la zona norte