Caracas. EFE. Venezuela comienza 2015 en recesión, con una inflación por encima del 63%, un panorama complicado para el gobierno de Nicolás Maduro que deberá aclarar las dudas sobre si podrá mejorar la economía, después de terminar el 2014 con el peor desempeño económico de la región.
El desplome de los precios del crudo, principal fuente de ingresos de Venezuela, estrechó la holgura económica del país que ha visto disminuir sus ingresos en, al menos, un 30%.
Un informe del Banco Central de Venezuela (BCV) reflejó que el país entró técnicamente en recesión con una contracción del producto interior bruto (PIB) durante lo tres primeros trimestres del año, el primero se contrajo un 4,8%; luego hubo un retroceso de 4,9%, y en el tercero, 2,3%.
Ese mismo día, el mandatario venezolano anunció un plan de recuperación para la economía que incluye recortes del gasto público y un nuevo sistema cambiario que avizora una eventual devaluación, y del que aún se esperan detalles.
Las señales que envía la economía venezolana han ido mermando la confianza de los mercados internacionales y de las calificadoras que han calculado el riego del país en uno de los más altos de la región lo que, según Maduro, obedece a “causas políticas”.
“Los mercados están cerrados, Venezuela no puede acceder”, dijo el director de Econométrica, Henkel García.
Según el economista, “difícilmente” naciones que fueron financistas de Venezuela, vuelvan a dar crédito al país sin ningún tipo de ajuste hacia lo interno que garantice la posibilidad de pago.
Posibles medidas. Durante el 2015, Venezuela deberá honrar una deuda estimada en $12.000 millones, un desembolso importante para un país que ha disminuido sus ingresos y cuya reservas internacionales rondan los $22.000 millones, lo que aumenta los temores de que entre en suspensión de pagos.
“¿Cuáles son las salidas que tiene el Gobierno? La primera devaluar”, estimó el profesor de Economía de la Universidad Central de Venezuela, Luis Oliveros, quien además señaló medidas adicionales como el aumento de la gasolina.
Según varios analistas, estas acciones pueden afectar la popularidad de Maduro que se encuentra en sus niveles más bajos desde que fue elegido en 2013, un dato que, de acuerdo con el directivo de Datanálisis, José Antonio Gil, se encuentra en 22%.
Tomar medidas drásticas este año, cuando el país se prepara para elecciones parlamentarias, expresó Oliveros, puede tener “costos políticos” para Maduro, pero la inacción del Gobierno podría profundizar la crisis.