La economía costarricense terminó el 2013 con buena nota en inflación, en tasas de interés, en la reducción en los flujos de capital especulativo y en la llegada de la inversión extranjera.
No obstante, obtuvo mala calificación en desempleo, donde alcanzó el nivel más alto en los últimos cuatro años que son comparables; además, en el poco crecimiento de la producción, en el costo de la electricidad, en pobreza –donde no logró ningún avance– y en el sector fiscal, área en la cual el país cierra el cuarto año consecutivo con un fuerte déficit.
Este balance se desprende de consultas realizadas a cuatro economistas: Max Alvarado, director del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica, Roxana Morales, coordinadora del Observatorio de la Coyuntura Económica y Social de la Universidad Nacional, Alberto Franco, socio de Ecoanálisis y Edna Camacho, miembro de la Academia de Centroamérica.
Punto por punto. En inflación, el país concluyó el quinto año consecutivo en un dígito. El Banco Central prevé que el resultado será más bajo que en los cuatro años anteriores, y por debajo del promedio de América Latina y el Caribe.
No obstante, Alvarado tiene una observación sobre el resultado: “Si bien el esfuerzo del Banco Central por mantener la inflación en niveles bajos es positivo, el excesivo énfasis en ese objetivo, en un contexto de desaceleración económica nacional e internacional, fue contraproducente e injustificado”, opinó.
Las tasas de interés, luego de un llamado de la presidenta de la República, Laura Chinchilla, en octubre del 2012, bajaron, lo cual dejó varios efectos positivos.
La tasa básica pasiva, un promedio de intereses para ahorros en colones que se utiliza también como referencia para préstamos, inició el año en 9,20% y actualmente se ubica en 6,50%.
“La reducción de las tasas de interés ayudó a reducir la entrada de capitales del exterior tan fuerte que se venía dando en el 2012. Esto ayuda a reducir el pago de intereses del Gobierno y también las pérdidas del Banco Central. Debería contribuir a mejorar el crecimiento económico pero, al menos este año, no fue así”, comentó Camacho.
Además, la reducción sirvió de apoyo al consumo y la inversión, añadió Franco.
La inversión extranjera, por su parte, alcanzó en el primer semestre $1.335 millones, un 15% más respecto al mismo mes del año anterior, dinero suficiente para cubrir el déficit en la cuenta corriente (exceso de compras de bienes y servicios al exterior sobre las ventas), el cual alcanzó $964 millones, un resultado que Morales considera positivo.
Lunares. En los resultados negativos los cuatro consultados incluyeron en su lista al desempleo, de 8,5% en el 2013. Según la Encuesta Nacional de Hogares, es el dato más alto de los últimos cuatro años –periodo donde es posible comparar las cifras–, supera el promedio latinoamericano y es la principal preocupación de la población, según la encuesta de Unimer para La Nación .
“El aumento del desempleo es algo que viene confirmando la Encuesta Nacional de Hogares y la Encuesta Continua de Empleo, y tiene su origen en un crecimiento económico insuficiente para generar los puestos requeridos dado el patrón de incorporación de las personas al mercado de trabajo”, comentó el especialista en mercado laboral Juan Diego Trejos.
Añadió que la insuficiencia del crecimiento se debe tanto a la tasa a la que crece como a los sectores en que se concentra. “Ello puede explicar el mayor desempleo en el pacífico central (turismo, pesca y agricultura) y en el Atlántico (agricultura)”, concluyó.
Otros aspectos negativos que añadió Morales fueron: la recesión agropecuaria, la precarización del empleo, el deterioro de los ingresos reales de los hogares y el aumento en la desigualdad de ingresos y el tipo de cambio apreciado.
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