Tokio
Los diputados japoneses aprobaron este viernes una ley excepcional propuesta por el gobierno conservador que autorizará al actual emperador Akihito, de 83 años, y únicamente a él, a abdicar en una fecha todavía por determinar.
El texto debe pasar ante el Senado antes de su adopción definitiva, probablemente la próxima semana, lo que abrirá un proceso complejo por el cual el soberano renunciará a sus funciones para cederlas a su hijo mayor, el príncipe heredero Naruhito.
La ley precisa que "la abdicación debe tener lugar en una fecha fijada por decreto en un plazo que no supere los tres años después de su promulgación".
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Desde hace más de 200 años, no ha habido en Japón ninguna abdicación del emperador.
Akihito, hijo de Hirohito, subió al trono en enero de 1989, justo después de la muerte de su padre, quien había visto cambiar su estatuto en 1947 con la entrada en vigor de una nueva Constitución redactada por los ocupantes estadounidenses tras la Segunda Guerra Mundial.
Akihito es el 125º emperador de una dinastía que se remonta a 2.600 años y considerada como la más antigua del mundo.
La decisión de estudiar una abdicación de Akihito fue motivada por un discurso televisado que éste pronunció en agosto de 2016.
En él, dejaba entrever sus temores sobre su capacidad para mantener su papel de "símbolo de la Nación y de unidad del pueblo" debido a su avanzada edad.
Esta ley especial no sustituye a la legislación sobre la Casa Imperial sino que la completa, algo que no satisface a quienes querrían una reforma más profunda del sistema dinástico para asegurar la continuidad de sucesión.
Actualmente, la estricta linealidad del sistema y la exclusión de la familia imperial tanto de las hijas del soberano como de sus hijos varones casados con plebeyas representan un riesgo para la continuidad de la dinastía a medio plazo.
Detrás de Naruhito, solo figura en la línea sucesoria su hermano Fumihito (también llamado príncipe Akishino) y el hijo de este último, Hisahito (de 10 años).
El texto propuesto por el gobierno se conservó intacto, pero, a petición de la oposición, una comisión de diputados adoptó una resolución según la cual se estudiará más adelante la posibilidad de que las descendientes femeninas de la familia imperial sigan formando parte de ella tras su matrimonio.
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Esta resolución, una concesión acordada a la oposición para que no bloquease la aprobación de la ley especial, augura intensos debates con el ala más conservadora de la derecha japonesa.
La permanencia de las mujeres en la familia imperial podría conllevar después la entrada de sus hijos en la línea de sucesión.
La resolución, sin embargo, no llega hasta el extremo de proponer la posibilidad de que las mujeres accedan al trono.